¿Quieres o amas?

14 feb 2016 / 10:30 H.

Confieso que tengo un sentimiento agridulce en este 14 de febrero; por un lado me gusta y disfruto comprobando que el amor, en sus diferentes y diversas manifestaciones, sigue ocupando el centro de la existencia humana. Me vienen a la mente las palabras de Cristo: “Amaos los unos a los otros”. El amor es el sentido y la meta de todo corazón humano, es más que la sensiblería, es una palabra que compromete, sacrifica y da con generosidad todo lo que hay dentro de nuestro ser. También el amor es una palabra manoseada donde se camuflan muchos egoísmos y mentiras interesadas. El amor no es el slogan de un día, no es un regalo o una cena romántica, el amor es aquello que te hace vivir, sufrir y luchar cada día de tu vida, y eso no se celebra un día sino todos los días. Más que regalar cosas es regalarse a sí mismo a las personas que amamos, decírselo todos los días, demostrárselo no solo con palabras sino con los gestos generosos de tu corazón. Creo que solo el amor puede salvar al mundo, solo él puede vertebrar un mundo herido y decadente, solo él puede ser fuente de felicidad profunda en cualquier corazón. Amar y ser amado sigue constituyendo la necesidad más bella de cualquier ser humano.

Mil trescientos casos de violencia de género en Jaén, empañan la celebración del día de hoy. Y no a Cupido. Sino por la alcaldada de las personas que confunden el noble y, más puro sentimiento, el amor: con un contrato verbal-gestual-emocional que creen que les otorga el derecho de la propiedad. ¿Quieres o amas? Son dos retratos, sentimientos. Uno; quieres y, es este: posesión. Quiero esto o aquello; es mío, como es mío soy dueño absoluto: tengo derecho a hacer cuanto quiera y me apetezca como con todo cuanto quiero y poseo: Me pertenece. Dos; amas y, es este: “el amor es paciente, es servicial; el amor no es envidioso, no hace alarde, no se envanece, no procede con bajeza, no busca su propio interés, no se irrita, no tiene en cuenta el mal recibido. El amor todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta”. Sentimientos que no son analizados pertinentemente. Si la persona, de forma consciente, discierne, que amar es ese sentimiento puro de entrega voluntaria, absoluta y libre; y que querer encierra, escondiendo, la posesión. Estaríamos ante un gran avance social. Y se podría dejar de afirmar: Que el hombre cuando está enamorado es cuando alcanza el máximo grado de gilipollez habido y existente.