Real Jaén de nuestros amores

Hay melancolía y resignación, hasta se dice que le pase al Real Jaén lo que al Málaga y al Almería, incluso a lo que le sucedió al eterno rival, el Linares CF ahora Linares Deportivo, que no es otra cosa que la desaparición y desde la Regional ir ascendiendo peldaños deportivos. Melancolía, resignación y, también hay que decirlo, rabia, mucha rabia entre los aficionados blancos por lo que está pasando, cómo de jugar la Copa del Rey con el Atlético de Madrid y el Español (vaya taquilla robada, ea) a estos barros de ahora, con la autoridad competente interviniendo, pero no del todo, solo un poquito, cuando aquí no puede haber paños calientes, se necesita cirugía. ¿No habrá por ahí un señor chino, qatarí o ruso con dinero que quiera hacer con un club camino del Centenario? ¿A cambio de qué, esa es la cuestión? A cambio de nuestro fervor.

Mientras tanto, vaya un ole continuado y sincero a los capitanes Óscar Quesada (Orcera); Santi Villa (Linares) y Nando (Mancha Real), que en nombre de la plantilla dan la cara por unos colores y un escudo cuando el club se ha descabezado, sin presidente, sin vicepresidente, sin gerente, sin accionista mayoritario por Jaén. Aquí tocas la puerta del equipo de nuestros amores y todo se vuelven desvelos. Hitos quiere lo mejor, pero no lo consigue ni deja conseguirlo; aparenta hoy el Real Jaén como el dicho: “Entre todos lo mataron y él solo se murió”. Entretanto se elige presidente y Sergio Hitos, el hermanísimo, hace de percha de los palos, el anterior mandamás, Sebastián Moya, no deja de repetir que el Real Jaén tiene salvación y solo hace falta la voluntad que el Ayuntamiento no tuvo con ellos, con el equipo de Teruel, a quien la Justicia le quitó las acciones y se las dio a Juan Miguel Hitos. Menudo galimatías para un club de solera en el que uno recuerda de pequeño jugar a grandes de esta tierra como Juanito Reina, Blas Machado o Fernando Campos, al mismo Higinio Vilches y a jugadores que se afincaron aquí luego como Pedro López... A las doce juega el Real Jaén en Melilla, que no sea el principio del fin, recemos.