Rebosa de paz el paraíso interior

Jaén entera se ha echado a la calle a disfrutar, tanto de la naturaleza como de la Semana Santa >> Domingo de Resurrección con llenos en el campo >> Mucho bien nos hace el Jaén Paraíso Interior con sus victorias y con ser bandera de autoestima

01 abr 2018 / 12:04 H.

Ha ganado la Copa de España el Jaén Fútbol Sala y ya somos un poquito más conocidos allende los mares de olivos, lo cual no es inversión vacua ni tampoco apuesta inerme. Vigor que recoge Jaén y su sector servicios con un equipo de fútbol sala en racha y lo que es más importante, sin perder la cabeza merced, seguramente, a la sapiencia y modestia de un hombre tranquilo, el entrenador Daniel Rodríguez, de Jaén para más señas, que lo bueno, aquí, abunda. Y mientras gozamos de ser campeonísimos, algo tan vedado a los parámetros en positivo, que solo lo ostentamos en negativo, gozosos a la par con estos días de disfrute semanasantero. Rebosa de paz el paraíso interior jaenero, sea paz interior portando y rezando a nuestras imágenes de toda la vida, sea paz interior disfrutando de cualquier rincón de la provincia.

Lo bueno en Jaén abunda, quizá fuese un paño guardado en el arca tanto tiempo que ahora goza de extremada popularidad como lugar de encuentro y perdimiento para salirse de las rutas tradicionales del turismo, de lo que hace todo el mundo, de lo que todos tenemos más que conocido. Jaén, a su manera, sabe ganarse a la gente, también con su regocijo interior que preñan los pellizcos del alma por una imagen que para nosotros lo es todo. Jaén, con su idiosincrasia, ha sabido colarse en este mundo de las nuevas tecnologías y darse un paseo por Cazorla estos días era algo más que respirar aire puro, de igual forma que reencontrarse con los amigos de toda la vida en el pueblo es un ejercicio de sanísima memoria y vigor vitamínico para el corazón. Ya les decía, rebosa de paz el paraíso interior y las estampas que ahora retratan miles de turistas se convertirán en la mejor propaganda para Jaén, tan necesitada de tantas cosas, pero especialmente siempre de esa autoestima que a otras provincias hermanas les vino concedida del Cielo y luego certificaron ostentosamente los gobernantes y a nosotros siempre nos tocó dar las gracias a la divina naturaleza, que no es poco ni mucho, sí lo bastante para sobrevivir y nos gustaría vivir y disfrutar.