¿Regenerar o degenerar?

25 ene 2018 / 08:14 H.

En una ocasión, le preguntaron al mítico torero Juan Belmonte que cómo uno de sus banderilleros llegó a ser nombrado Gobernador Civil, éste respondió que lo había logrado degenerando. Traigo a colación esta anécdota para invitar a la reflexión sobre el oficio de la Política, entendido como la actividad de servicio público que ejercen los que dirigen y administran los asuntos que afectan a la sociedad en un territorio. Esta actividad padece un deterioro crónico y son cada día más numerosos los acontecimientos que ensucian el escenario político. Para muestra un botón, el alcalde de Marmolejo ha quedado absuelto por sentencia firme de los cargos que se le imputaban por el caso “tanatorio”. Imagino lo que ha tenido que sufrir, ante el acoso y linchamiento por parte de aquellos que no soportaron su victoria en las urnas y cuyo único objetivo era moverle la silla y enturbiar su trayectoria. Frente a los políticos que actúan con absoluta honestidad, nos encontramos con otros que sólo dedican sus esfuerzos a derrumbar al adversario, utilizando malas artes y olvidando que el verdadero enemigo son los problemas que afectan a la ciudadanía. Regenerar no les importa, prefieren ascender degenerando, como el banderillero de Belmonte.