Repetir no puntúa

08 feb 2017 / 10:54 H.

La variedad, del latín varietas, es la propiedad de aquello que es desigual o heterogéneo, la disimilitud en una cierta unidad. Implica diversidad, lo cual es positivo porque, si todos tirásemos en la misma dirección, el mundo volcaría. Rubias o morenas, metrosexuales o pecho lobo, delgadas o jaquetonas. Están los que se pirran por otro hombre, cosa que me parece del todo plausible por cuanto coinciden conmigo, y aquellas mujeres a las que les gustan las de su mismo sexo más que el comer. Carne o pescado, vino o cerveza, cuestión de gustos. Pero suele ocurrir que cada cual cree que su menú es el más exquisito y primoroso. Comen lo mismo un día sí y otro también, repitiendo dieta hasta que sus papilas gustativas se atrofian y un día, hastiados y casi sin querer, miran de reojo la carta de vinos del vecino y piensan: pues quizás los pecho lobo también tengan su aquel. Y es que, ay Dios, hasta de gambas se harta uno, en la variedad está el gusto y repetir no puntúa.