Reseteando el presente

21 mar 2018 / 09:08 H.

Vivimos en la vorágine de los acontecimientos en que la dinámica de la sobreinformación nos sitúa en el mundo donde se sobreponen las ideas y llevan a enfrentar desde fenómenos meteorológicos cargados de dramatismo, catástrofes naturales con daños físicos y dramas humanos, a acciones humanas difíciles de digerir, niños y adultos. Recientes, para ponernos en otras situaciones de explosión social hablando de economía social, integración, desigualdad jurídicas. Consecuencias naturales serán el que extensos sectores de la población, familias rotas, mayores en el umbral de la pobreza, niñas y niños en riesgo de exclusión y marginación, trabajadores con salarios de miseria, mujeres defendiendo sus derechos, convergen con una carga emocional difícil de materializar en la búsqueda de respuestas. Las más que necesarias y apoyadas en hechos impactantes y fruto de intereses cruzados donde la oferta publicitaria y publicitada, lejos de aproximar ciudadanos a situaciones y soluciones de consenso, provocan conductas polarizadas con propuestas en que el movimiento pendular de lo buscado nos aleja del camino que debiera conducirnos a la estabilidad social.

La realidad se convierte en un fenómeno que cuenta con múltiples posibilidades de enfrentarnos al caos informativo y buscar salida donde, como demuestran los fenómenos sociales, aparecen brotes nuevos de esperanza para un mundo mejor en el que caminar como colectivos con futuro. No hay que alejarse de las propuestas a las respuestas individuales o colectivas cuando pretendemos romper la dinámica de los asuntos desconcertantes. Un mundo inimaginable donde en apenas pocos años nos sitúa al alcance del conocimiento universal en tiempo real para acceder a los recursos e información de la inmensa mayoría en la que la libertad de procesar información, incorporarla al progreso humano y científico, abre a la luz un mundo de realidades que superan tabúes históricos y disparan las posibilidades de futuro. Los recursos que nos pone el conocimiento, como si fuera un medio informático con enormes riesgos para resolver el futuro, obligan a eliminar cookies, limpiar basura, resetear las ideas e instalar nuevas aplicaciones y actualizaciones para pensar en que lo pasado fue peor.