Retazos filosóficos

21 ago 2018 / 12:08 H.

Jubilación emana de júbilo. Por eso, ahora que soy un jubiloso que soltó las cadenas del horario fijo, durante el largo rosario ininterrumpido de cincuenta años, tengo ahora tiempo suficiente para leer a los griegos y sus filosofías diversas. Sí. Filosofar es vivir, una filosofía que busca la verdad de lo que decimos y de lo que hacemos en este valle, inexplicablemente, con más lágrimas que sonrisas, con más verdades a medias y con más mentiras enteras que nos atormentan en cada momento de cada día. Me estoy perdiendo en este laberinto de Ariadna, y lo malo del asunto es que no tengo hilo para salir del túnel de este atolladero filosófico. A los filósofos, por supuesto, hay que leerlos profundamente y sacar conclusiones acerca de sus sabiois pensamientos, lo que no quiere decir que estemos absolutamente de acuerdo con sus enunciados. “Solo sé que no sé nada” (Aristóteles). En esta ocasión el sabio griego pecó de exagerada humildad, pues no se ajusta este pensamiento con lo que fue el filósofo con el devenir de su vasta trayectoria filosófica. “Pienso, luego existo (Descartes). Naturalmente, para pensar hay que estar vivos, pues los muertos no pueden razonar porque la pesada losa lo impide.