Revuelta de la España Vaciada

23 mar 2019 / 11:28 H.

Paseaba por la calle Navas de Tolosa, ayer viernes, pocos minutos después del mediodía, cuando un extraño sentimiento de soledad me vino de repente. Anduve de abajo a arriba y apenas me crucé con dos personas. Llegué a pensar que se trataba de un día festivo, de esos en los que la gente apenas sale a comprar churros, el periódico y volverse a casa. O de esos en los que la selección de fútbol se juega el pase a una final y las calles, por noventa minutos, se quedan vacías. Crucé por Virgen de la Capilla para salir a Plaza de la Constitución y advertí que las calles tenían en común esa ausencia de tumulto, del bullicio de ciudad habitada, del barullo en torno a comercios y bares. La mayoría de los locales mostraban en sus escaparates grandes carteles en los que se leía “Liquidación”, “Se Traspasa”, o “Se Alquila”. Las excepciones eran cuatro tiendas de elegante y cuidada decoración que delataban la ilusión de incipientes personas emprendedoras que aguardaban con desvelo la campanilla de la puerta de entrada, mientras colocaban sutilmente una prenda, o repasaban columnas y filas de una hoja de cálculo de celdas con relleno en color rojo.

A los rótulos descolgados de “Liquidación” o “Se Traspasa”, se les unían otros carteles reclamo en fachadas, farolas y marquesinas con fondo blanco y letra morada, en el que se podía leer: “Basta ya. ¡Sal a la calle!”. A la interjección de que ya no se aguanta más, le seguía el mandato de salir a la calle, que venía preciso y adecuado al entorno desértico de la vía. El mandato era una convocatoria a la manifestación que se celebrará en Madrid el próximo domingo, 31 de marzo, contra el olvido histórico de las administraciones con Jaén y las provincias de la denominada “Revuelta de la España Vaciada”. Una llamada a despertar de la desidia, la inacción y reaccionar ante lo que una economía sin remilgos territoriales nos arrastra. En realidad, es el acto reflejo ante el empalago de tanta distracción de lazos amarillos, intervenciones bancarias y justificaciones de que la lealtad de esta provincia no puede desquebrajarse ante problemas de mayor dimensión. No son caprichosas ni electoralistas las reivindicaciones que esta provincia exige en la manifestación del último día de este mes. Si analizamos el cuadro de mando integral del Plan Estratégico de Jaén nos encontramos con indicadores que son verdaderas alertas que desmoralizan a cualquier vecino. Debemos gritar que no podemos quedarnos de brazos cruzados cuando el sector más competitivo que tenemos, el agrícola, pierde peso en nuestra economía, tanto en aportación al PIB, como si lo hacemos por la población activa u ocupada. En la provincia con mayor extensión de parques naturales, la población atendida por estaciones depuradores sigue estando por debajo de la media andaluza. En turismo, este paraíso interior ostenta un lamentable 1,82 por ciento de la cuota de mercado de Andalucía. En infraestructuras de todos es padecida la ausencia de una red ferroviaria de altas prestaciones. Nuestro mercado laboral se agota y la tasa de actividad se reduce a valores preocupantes. Demográficamente seguimos perdiendo población con una bajísima natalidad, y con jóvenes buscando trabajo fuera. Reivindicaremos un Jaén digno de lunes a viernes, con un viaje a Madrid, de ida y vuelta, el próximo domingo.