Salud democrática

01 jul 2017 / 11:32 H.

De la mano de Salud Anguita y de su recién estrenado estrellato en Vox, Jaén hace historia de letra pequeña, un suelto nacional y unos segundos de rifirrafe televisivo. Los tres concejales conseguidos por Ciudadanos en las últimas elecciones municipales valen su peso en oro y tras la fuga de la formación naranja cada uno busca su cotización a lo Sinatra, a su manera. La trayectoria política de Anguita es variopinta, multidisciplinar, miscelánea, a la par que caótica, en su búsqueda de la formación que mejor cuadre con su perfil. Ahora encuentra su “vox” y, de momento sin necesidad de votos, en una formación que busca una esencia pura de derecha que el PP, a su entender, perdió al abrir el frasco. Con una renovada beligerancia y la fe de la conversa adelantó en rueda de prensa que ahora sí, que esta es la elección adecuada, la fetén. Así cedió su turno y la tribuna al líder de la formación para vender su género: España, Rey y familia. La actualidad obliga y el secretario general del partido, Javier Ortega, encontró en este impúdico transfuguismo político la ocasión para que Jaén sea la primera ciudad que en pleno aprueba una moción para que el Gobierno aplique el artículo 155 ante “el golpe de estado institucional secesionista promovido por la Generalidad de Cataluña”. El discurrir ideológico de Salud Anguita no tendría mayor interés si no fuera porque fue elegida por votantes de Ciudadanos para representarlos y ahora nuestro achacoso sistema representativo les deja huérfanos de madre y padres (Víctor Manuel Santiago e Iván Martínez). En virtud de cómo el PP se sumó a la iniciativa, empieza a tomar forma el nuevo paradigma de la economía circular que divulga el alcalde, Javier Márquez, y que trasladado al ámbito político es aprovecharlo todo, chacinería ideológica nada fina. Podríamos pensar de forma apresurada, tuitera, que dada la sintonía con el referido artículo de la Constitución la próxima parada de Anguita fuera en el PSOE, dado que un socialista de postín y discordante como Alfonso Guerra pide, igualmente, la aplicación del 155. Pero no, no todos los caminos conducen a Roma, porque los matices marcan las diferencias y, sobre todo, hay que tener la intención de querer ir allí. Como brillante colofón al entremés vivido en sesión plenaria, una simpatizante del Sindicato Andaluz de Trabajadores (SAT) acusó al líder nacional de VOX de agredir en la algarada a su hijo con un ejemplar de la Constitución Española. Solo faltaría que ella, la Carta Magna, tan liviana y manoseada, la malquerida, diera un paso más en eso de ser arma arrojadiza. Todo muy coplero.

Puestos a hablar de Cataluña en el Ayuntamiento, bien podría haberse aclarado cuándo y cómo se arreglará el aledaño sonrojante del Centro de Salud del Bulevar, sito en la calle Cataluña. Arreglemos unas aceras primero y luego nos metemos en arreglar urbanizaciones por España, obras mayores. Por si las moscas, el alcalde tenía previsto un viaje y no pudo acudir a esta inauguración tardía en la que lució Susana Díaz la “joya de la corona” que es la sanidad andaluza. De haberse presentado el regidor, le hubiera afeado su diligencia con la calle Cataluña, dicho queda, pero él podría haber contrarrestado con alguna pregunta sobre los plazos de la Ciudad Sanitaria o la Ciudad de la Justicia que se acaba de recepcionar... Ah, no que eso es en Córdoba. De todas formas todos esperábamos un poco más de la relación entre la presidenta y el nuevo alcalde, de la buena sintonía institucional, de la cordialidad entre administraciones y tal. Creíamos que una vez que se superó aquella relación epistolar, cuasi mística, solo de ida, entre Fernández de Moya y Díaz, una primavera política llegaría al Santo Reino. Pero no, eso de trabajar de forma leal entre administraciones, sin vericuetos legales, tretas administrativas y zancadillas políticas es casi imposible y vendría bien por salud democrática.