Si el futuro está por inventar...

Seguramente algunos esperaban más, a buen seguro también que otros esperaban mucho menos, pero Jaén salió a la calle >> Desde este momento habra un antes y un después en la movilización ciudadana de Jaén >> El valor del 17 a las 7

18 jun 2017 / 11:27 H.

No caben ya dudas, si el futuro de Jaén está por inventar, empieza hoy mismo. Cuenta a cero desde la manifestación de ayer convocada por un centenar de colectivos que un día dijeron basta ya de mentiras y medias verdades, de caraduras que nos hacen tragar ruedas de molino en forma de ‘maravillosos’ Presupuestos públicos para una tierra que no despega, por ello, por ellos. Si el futuro de una ciudad es de sus habitantes, está claro que la sociedad jiennense ha cogido el suyo por la mano y pone el punto de partida hacia algo distinto; no sabemos qué ni cómo, pero alejado de lo habitual, la canción somnolienta a la que nos han tenido acostumbrados y los datos macroeconómicos y microeconómicos atestiguan, a la cola en lo bueno, a la cabeza en lo malo. Y miren ustedes, pues no, ya estaba bien, que quien no llora no mama.

No hay movimiento apolítico, ni en lo individual, ni en lo colectivo, por mucho que haya a quienes se les llene la boca de la exquisita neutralidad, que, dicho claramente, tampoco nos lleva a ningún sitio, la equidistancia es el mejor ejemplo de inacción y mediocridad, de falta de coraje o de inseguridad personal (¿o es que no somos responsables de nada?). Es el de ayer un potente movimiento político de gentes de muy distinto signo político que tendrá consecuencias políticas. Dicho y reconocido que todos buscamos algo, pongamos en valor un hecho muy significativo, Jaén había perdido la capacidad que tenía de proponer algo a la sociedad, como sucedió en los años 80, vigorosos políticamente, y ahora resurge ese pasado de inconformismo y disputa por el bien común desde el compromiso personal por la comunidad. Ahí radica la importancia del movimiento espontáneo cuyo lema es inmaculado y sin aristas, nadie, por muy señalado que se sienta, puede decir que Jaén no merece más. Se pueden esconder esas ganas de cambio, incluso mediáticamente, dejar pasar cual sarpullido una queja ciudadana que no debe ya parar, pero la mejor noticia de este junio de bochorno es que a algunos y algunas les están pitando los oídos como nunca pasó antes en Jaén.