Simplemente aprendiz

29 nov 2018 / 09:20 H.

Me causa pudor hablar de este tema que inició mi buen amigo Bernardo Ruiz López hace pocos días con unas opiniones suyas que fueron publicadas en la sección de “Cartas de los lectores” de este Diario JAÉN nuestro de cada día. Sé el afecto que Bernardo me tiene desde hace mucho tiempo, un afecto y lealtad que no se enfrían ni disminuyen a pesar de que nos veamos de año en año o más. Sus elogios me hicieron sonrojar aunque sé que son fruto de su amistad. Me sentí obligado a contestarle dándole las gracias, pero no quería incidir sobre un tema que, ya digo, me saca los colores. Pero a sus palabras afectuosas se han unido las de otro amigo como Francisco Fuentes Romacho quien, desde Andújar, se ha unido a los pensamientos de Bernardo. Mi modestia se ha visto desbordada por este sentir elogioso de dos personas que, ya digo, son entrañables amigos. No hace muchos días, en el bar Luque del Puente Tablas, un amigo como Antonio Cortés preguntó a quienes allí estábamos qué diferencia había entre un profesor y un maestro. No sé qué respuesta llevaba preparada o qué respuesta esperaba. Es más, ni tan siquiera la pregunta estaba dirigida directamente a mí. Pero espontáneamente le contesté: “Para mí la diferencia está en que el profesor se hace en la Universidad y el maestro se hace en la vida”. Y no sólo sigo opinando de la misma manera sino que ha sido la vida la que me ha ido enseñando a mí a lo largo ya de tantos años. Hay muchas personas que me llaman “maestro”, y eso sí que me viene largo y ancho, porque no soy maestro de nada, si siquiera de la caricatura ni del humor. Yo soy y seguiré siendo simplemente un aprendiz de todo en la escuela de la vida, porque por mucho que se sepa aún son más las cosas que quedan por aprender. Agradezco de corazón esas iniciativas que Bernardo y Paco sugieren en sus cartas. Pero yo ya tengo premios impagables como el de poder hacer aquello que me gusta y, además, hacerlo por Jaén y sus gentes y que cada día sean numerosos los amigos que me dicen que leen “La brisa de la Alameda”. Tengo que estar enormemente agradecido porque además una calle de nuestro Jaén lleva mi nombre desde hace algunos años. Creo que es mucho más de lo que merezco. No, Bernardo, no voy a decirte que te vayas con los angelitos porque serán ellos los que querrán estar contigo porque tú sí que eres un ángel, una persona ejemplar.