Sobre las pensiones

22 mar 2019 / 16:44 H.

Llama la atención en nuestros medios de comunicación y en nuestra cultura en general cómo casi nunca aparecen personas de edad avanzada. Esta parte de la población pasa desapercibida, no interesa. Presentadores de noticias, tertulianos, participantes de los numerosos programas televisivos o de series, incluso en los noticiarios; la gran mayoría de las personas que aparecen son jóvenes o de mediana edad, casi nunca aparecen nuestros mayores. Eso sí, la tremenda excepción se produce con el tema de las pensiones, que siempre se presenta como el gran problema cuya causa suele ser el gran número de ancianos a los que se denigra aún más, tratándolos de abuelos o viejos de forma despectiva, para eso sí hay espacio. Se les invisibiliza y se evita su aparición y su participación, a lo que se le une la marginación social. La soledad es quizás uno de los principales problemas que sufren las personas mayores conforme avanza su edad, y en nuestra sociedad se les está aislando progresivamente con el avance de la digitalización que los ha excluido todavía más al no haberles introducido en este adelanto social.

Poco más de un 40 por ciento de los hombres y mujeres de entre los 65 y 75 años han utilizado Internet durante los últimos tres meses, frente a otros países como Holanda, Suecia, Dinamarca, etcétera, donde su uso es casi universal. La digitalización de nuestra sociedad está evitando la integración y los está aislando aún más. A todo este panorama se le añaden las barbaridades que se difunden un día sí y otro no por parte de los economistas neoliberales que no paran de adoctrinarnos con consignas como la de que el alargamiento de la vida está creando un problema económico en nuestro país, o con mentiras como la de que tenemos las pensiones más generosas del mundo y que eso está causando la insostenibilidad de la Seguridad Social, o que el que se gaste tan poco en los jóvenes es consecuencia de elevado gasto con los ancianos. Se dicen falsedades, como la de que somos uno de los países del mundo o de Europa, depende del gurú neoliberal de turno, con más viejos; hay demasiados. Pero los datos no dicen lo mismo y destapan tanto embuste. Los datos dicen que el promedio de personas con más de 65 años en España es similar al promedio de la Unión Europea de los 15 e inferior al de la Unión Europea de los 28. Tan solo hay que molestarse en echar un vistazo a los datos que publica la Oficina Europea de Estadística. Es curioso que mientras el nivel de riqueza de nuestro país es mayor que el promedio de la Unión Europea de los 28, la renta de los mayores de 65 años es bastante más baja que el promedio de esta zona. Lo mismo que sucede con el porcentaje del PIB que se dedica como gasto a las pensiones, es bastante más bajo que el promedio de la Unión Europea de los 15. A pesar de lo que se nos repite constantemente, ni las ayudas públicas a nuestros mayores ni el gasto público en pensiones es, ni por asomo, de los más altos del mundo, ni tampoco de los más altos de Europa. Tampoco es cierto que el pensionista español sea de los que recibe unas pensiones de las más altas del mundo y ni mucho menos de Europa, no es cierto, mienten. Nos dicen que el pensionista recibe el 82 por ciento del salario anterior a su jubilación, pero no cuentan que es solo para aquellos trabajadores que iniciaron su vida laboral a los 20 años y que han cotizado de manera ininterrumpida y completa desde esa edad, lo cual representa un porcentaje muy bajo dentro de los jubilados y que es cada día menor debido a la precariedad laboral y al retraso del acceso de los jóvenes al mercado laboral. La realidad es que el porcentaje que la pensión representa sobre el salario (gracias al gobierno Rajoy en 2013) será un 48 por ciento, según los informes de la Comisión Europea. La forma más clara de medir un sistema de pensiones es ver la cantidad de dinero público que reciben los pensionistas y nos encontramos con las pensiones más bajas de la Unión Europea de los 15; con 2 millones de personas que reciben entre 600 y 650 euros al mes y con 4,5 millones que reciben menos de 1.000 euros al mes.