Sobre palabras violadas

26 ene 2016 / 09:40 H.

Los escucho, los leo y no puedo dejar de pensar en Julio Cortázar y su ensayo “Palabras violadas”: “las palabras pueden llegar a cansarse y a enfermarse, como se cansan y se enferman los hombres y los caballos”. Porque hay palabras —estabilidad, seguridad, orden— que a fuerza de ser repetidas y mal empleadas —qué duda cabe, el miedo y el pensamiento único están detrás; su miedo y el que quieren que tengamos— dejan de ser “flechas de la comunicación, pájaros del pensamiento”, para darnos en la frente como tristes “piedras opacas”. Qué derecho tienen para manipular nuestra lengua, para mancharla con sus bocas, quién les dio licencia para convertir, por ejemplo, las palabras diversidad y diálogo en sinónimos de caos e incertidumbre. Quizás subestiman nuestra inteligencia y creen que nos quedamos en la superficie, que manejamos la lengua de forma mecánica “como quien pone en marcha su automóvil”. Pero no es así, permanecemos alerta para devolverle a la palabra su temblor original para que no nos la conviertan en consigna.