Somos lo que pensamos

13 may 2016 / 17:00 H.

Uno es lo que es y está donde está por lo que tiene en la mente”. (Zig Ziglar) Acabo de leerlo y estoy totalmente de acuerdo. Me puede servir como hilo conductor de una pequeña reflexión acerca de la manipulación a la que están expuestas aquellas personas que se encuentran, por decirlo de alguna manera, descolocadas, sin un futuro claro y sin ánimos para recuperar aquel tiempo que perdieron cuando debían haberse dedicado a formarse. El buenismo nunca ha sido precisamente eso, bueno, todo lo contrario, pasa haciendo daño a diestro y siniestro porque nos acostumbra a pensar que todo está bien, que esto es la tierra de jauja y que de una forma u otra saldremos adelante. Y es aquí donde los avispados profetas, ávidos de poder, van a pescar los votos que necesitan para después manipular, no a todos, pero sí a los que no tienen nada que perder. Van a prometer ríos de leche y miel como nos dice la biblia que hizo Yahvé con Moisés en el monte Horeb. Van a prometer que la fortunas de Amancio Ortega, de Juan Roig (por nombrar a los más emblemáticos) o de cualquier otro empresario que haya puesto su tiempo, su trabajo y su inteligencia al servicio de su empresa, las van a repartir porque no es justo que tanto esté en manos de unos pocos, pero olvidan que es suyo. No los muestran como ejemplo de personas emprendedoras, trabajadoras y creadoras de puestos de trabajo. No interesa que cundan los buenos ejemplos, no interesa nada que obstaculice la manipulación. Es mejor predicar que atar los perros con longaniza. Que el trabajo y la economía son la mejor lotería, como nos enseñaron nuestros mayores, ya no vale. No interesa que pensemos y nos demos cuenta de que los únicos que van a vivir a cuerpo de rey, son los manipuladores, los que una vez instalados en la poltrona, considerarán que lo importante es cambiar los nombres de las calles o cualquier otra zarandaja. Cada cual tendrá la última palabra y decidirá lo que libremente crea, pero no se es libre cuando se es fácilmente manipulable. Somos lo que pensamos. Pues, pensemos concienzudamente.