Sueños cumplidos

13 abr 2017 / 11:51 H.

Cierra los ojos. Escucha. Siente la música, o el silencio, deja que entre en ti el sentimiento. No hace falta una gran devoción, ni creer, sólo hace falta querer sentir. Deja que inunde en tu cuerpo la emoción de los que lo hacen posible. El penitente, la mantilla, una trompeta, un costalero, una saeta, lluvia de pétalos, un sinfín de notas musicales que acompañan el baile de un Cristo, de una Virgen, algo más que una talla que transita por un camino hacia su destino, un templo. Es el esfuerzo, las ganas y la ilusión lo que hace brotar lágrimas. Momentos. Un silencio que representa el respeto y la devoción. Ahora abre los ojos, disfruta del color, del olor, del ambiente. Miradas cómplices que hablan bajo túnicas. Olvida todo aquello que sirve de disputa, que crea discordia. Qué más da si alto, bajo, o más alto aún, no merece la pena. Da importancia a lo que verdaderamente la tiene. Agradece, al sol por ejemplo, que con su presencia ha permitido lucir con orgullo una semana, una pasión, un sentimiento. Un sueño cumplido.