es cultura

01 nov 2018 / 11:51 H.

Asumir costumbres foráneas, hacerlas propias y convivir con ellas puede ser rasgo de enriquecimiento cultural, incluso de convivencia intercultural. Recibir influencias externas es una forma necesaria de aprendizaje, qué duda cabe. Cosa diferente es desdibujar la identidad propia para revestirse de la ajena, actitud que, en el peor de los casos, puede llevar a un camino sin rumbo y a la decadencia. Afortunadamente, aún quedan muestras de la tradición de representar el “Don Juan Tenorio”, de José Zorrilla, en algunos lugares de la geografía nacional con ocasión de Los Santos. Sin embargo, es más fácil encontrar en nuestras calles disfraces de muertos y brujas (también podrían ser brujos, ¿no?) que encontrarse con alguna representación o lectura, no ya de la obra en su totalidad, sino de alguno de sus actos o escenas. Escuchar sus versos sería alimentar una tradición, un motivo para la reflexión sobre el soberbio y temerario personaje, sobre el conjunto de personajes de la obra: los presentes y los ausentes o “convidados de piedra”. Sería hacer teatro, ese arte escénico que se desarrolla en el tiempo y en el espacio, que aúna palabras, gestos, indumentaria, accesorios, música y que, sobre todo, hace cultura.