Turismo y otros factores

19 dic 2017 / 08:46 H.

El mundo es cada vez más pequeño para los turistas. Dicen que son aproximadamente mil cien millones de personas las que recorren cada año el orbe turístico. Según datos de la OMT en 2016, se ingresaron 54.500 millones de euros por turismo en España (el número dos detrás de EE UU). La aportación al PIB es del 11% por la vía directa y sumando la vía indirecta fue del 16%.

Principal motor de la economía. Desde 2010 ha supuesto el 40% del crecimiento del PIB y desde el mismo año, España ha recibido catorce millones de turistas prestados de países como Egipto, Túnez, Turquía, Marruecos. España lidera el ranking de competitividad. Exceltur, el principal lobby turístico español. Hasta junio de 2017 llegaron 36 millones de visitantes. Se estima que a final de año la cifra puede aumentar hasta 83/84 millones de turistas. El gasto medio por turista alcanzó los 1.065 euros. El gasto total ha alcanzado la cifra histórica de 37.217 millones de euros. Según el INE, de media gastaron 143 euros por día. Por comunidades, en Andalucía, los turistas gastaron hasta junio 5.614 millones de euros.

Según la OMT, los que más gastan son los turistas chinos, seguidos de los estadounidenses. Un turismo de calidad atrae turistas con mayor nivel de gasto, es el llamado turismo de largo radio, asociado a un mayor poder adquisitivo.

En julio fueron despedidos 93.349 profesores de Enseñanza Secundaria para no pagar ni salario ni Seguridad Social. El sector agrario destruyó a causa de la sequía 45.358 puestos de trabajo. La ocupación subió por el contrario en comercio, hostelería, administrativos.

España sigue a la cabeza en Europa en número de oficinas por habitante después de cerrar desde 2.008: 18.000 oficinas (37%) y amortizar 80.000 empleos (1/3). Axioma que se desprende de este proceder: Menos sucursales y más rentables.

A los proveedores de petróleo, les amenaza la revolución tecnológica del transporte: Vehículos eléctricos y los compromisos del Acuerdo de París para frenar el cambio climático y la contaminación de las grandes ciudades. Me gustaría romper el mito de la renta y los que más ganan, y la del patrimonio o los que más tienen. Sin olvidarme de las revoluciones globales que afectan a la longevidad y la educación. Y de los acuerdos de doble imposición con cláusulas de intercambio de información para coordinar la fiscalidad y luchar contra el fraude y la evasión fiscal.

En cuanto a la UE, me gustaría decir que no hay una armonización fiscal específica: Cada país fija su política tributaria, y me da la impresión de que en la UE, por desgracia, los lobos vigilan a las ovejas. Si algún lector quiere tener idea de lo que significa el anglicismo “Tax rulings”, le diré que son acuerdos fiscales individualizados llevados a cabo entre multinacionales con un gobierno determinado para conseguir una clara elusión fiscal. Convendría una armonización fiscal dentro de la UE para que una práctica preferencial legal recogida en la legislación de un país no actúe con total impunidad y perjudique en sus recursos al resto de los Estados miembros al ser prácticas perniciosas que distorsionan la equidad tributaria y son contrarias al Código de conducta firmado entre los Estados miembros y la Comisión en 1998.

Me gustaría escribir sobre la brecha generacional a nivel económico y social...