Un pacto gafado

21 ago 2017 / 11:14 H.

Empezó la legislatura con tensión en el Ayuntamiento, continuó en la calle y, dos años después, regresa a la casa del pueblo por culpa de un pacto que nació gafado. Begíjar, un municipio con algo más de tres mil habitantes, vuelve a estar en el candelero de lo público. Los resultados de las últimas elecciones municipales, lejos de regalar una victoria clara, dejaron abiertas varias posibilidades de conformar el gobierno municipal. La fuerza política más votada fue el Partido Popular. Sin embargo, la falta de mayoría absoluta impulsó una verdadera revolución con consecuencias que todavía colean. El Partido Socialista selló sus lazos de amistad con el Partido Andalucista y, con el apoyo puntual de Izquierda Unida, el socialista Andrés Gárate se convirtió en el máximo dirigente municipal. Sonado fue aquel pleno en el que la Guardia Civil se vio obligada a desplegar sus alas para custodiar al alcalde.

Todo ocurrió en junio de 2015. El próximo miércoles habrá un nuevo capítulo en esta interminable historia. Damián Martínez, afanado en tejer su madeja hasta ver terminado un traje a medida, sigue empeñado en dar a los populares otra Alcaldía más en la provincia. Tiene totalmente orquestada una moción de censura con el beneplácito de los cinco concejales de su grupo y la portavoz andalucista. Lo que ocurre es que no todo el monte será orégano. Habrá disputa por el bastón de mando y, a estas alturas de la película, existen serias dudas de que se llegue a producir el cambio. La clave está en ella. La número dos de una agrupación política en peligro de extinción retiró su respaldo a sus socios de Gobierno por desavenencias que dan para escribir otro capítulo más. Pilar Montes Fernández estuvo al lado de los socialistas y, ahora, lo está de los populares. Sus motivos tendrá para un vaivén que a muchos resulta inexplicable. Lo que está claro es que la andalucista tiene, en estos momentos, la llave de la gobernabilidad y, en este sentido, todas las miradas se vuelven hacia ella. Unos y otros afinan estrategias para salir indemnes de una sesión ordinaria que a nadie dejará indiferente.

El Partido Socialista tiene claro que la moción de censura que se cierne sobre Andrés Gárate es, a todas luces, ilegal. Apoyado en un informe firmado por los servicios jurídicos de la Diputación, invalida la propuesta. ¿Por qué? Porque considera que la edil en cuestión fue expulsada del Partido Andalucista y, por lo tanto, es una concejal no adscrita. La consecuencia directa es que habrá insuficiencia sobrevenida de quórum de la mayoría absoluta necesaria para la presentación y aprobación de la iniciativa que promueve el cambio de sillón. Esa es su versión.

Las agrupaciones políticas que propugnan la moción de censura tienen guardado un as debajo de la manga. El Partido Popular sabe que Pilar Montes no está expulsada de su agrupación, sino que lo único que existe es un escrito de un compañero que comunica el cese. El Partido Andalucista, dirigido por una gestora, prepara un documento rubricado por el representante legal de la Junta Electoral de Zona de Baeza que dará mucho que hablar. Demostrará que la fuerza política a la que representa la considera todavía militante, una maniobra que funcionó en un caso de idénticas características en un municipio gaditano y con el que la moción de censura de Begíjar puede llegar a ser una realidad. Los ciudadanos siguen, mientras tanto, expectantes. Lo único que desean es que quienes tengan la sartén por el mango trabajen por su presente y por su futuro.