Un papel secundario

20 abr 2016 / 17:00 H.

Tarde de domingo y sofá. Busco en la televisión una película cuyo argumento pueda seguir entre cabezada y cabezada. Encuentro la historia de una periodista ambiciosa a la que solo le preocupa su carrera profesional. Esto es así hasta que un mendigo le vaticina que morirá en unos días. Justo en ese momento reflexiona sobre lo vacía que es su existencia y renuncia sus sueños profesionales para convertirse en una mujer enamorada y dichosa. Cambio de cadena y me encuentro con una trama calcada: mujer ejecutiva que no podrá ser feliz hasta que deje a un lado su ambición y tenga unos preciosos hijos a los que cocinar tortitas por las mañanas. Comedias románticas, productos de consumo ligero que contribuyen a reforzar el papel que tradicionalmente se le asigna a la mujer, el de esposa y madre. ¿Por qué siempre somos nosotras las que tenemos que renunciar a nuestras ambiciones profesionales? ¿Por qué se nos muestra a la ejecutiva como una persona dura y sin escrúpulos, incapaz de alcanzar la felicidad? ¿Será por eso que el porcentaje de mujeres que se sientan en los consejos de administración de las grandes empresas españolas no llega al 20% y en el IBEX35 tan solo hay tres primeras ejecutivas al frente de compañías? La gran pantalla, nos guste o no, refleja los defectos y carencias de nuestra sociedad. No hace mucho, en los Encuentros con el Cine Español que organiza la Diputación de Jaén, tuve la oportunidad de preguntarle a varias de nuestras actrices más veteranas y reconocidas, como Aitana Sánchez Gijón o Verónica Forqué, qué si encontraban papeles interesantes. La respuesta fue unánime, la mayoría de los personajes femeninos que interpretan son accesorios al hombre: novia, esposa, madre, hija. Reclamaban guiones que reflejaran con más profundidad la compleja personalidad de la mujer. Silvia Abascal, por su parte, hizo referencia a que existían estudios que confirmaban que los salarios de las actrices eran inferiores a los de sus compañeros actores. En conclusión, dentro y fuera de las pantallas, la mujer sigue representado un papel secundario.