Un peaje del sistema

08 ene 2017 / 11:30 H.

Aveces me pregunto si no somos ingenuos cuando nos quejamos de los “abusos” de bancos o compañías telefónicas, por poner dos ejemplos. A todos nos ha pasado. Y es muy amargo si te dejas tus ahorros en alguno de estos “servicios” o tienes que luchar años para recuperar lo invertido. Me ha pasado. Hablo con conocimiento de causa. Pero, ¿de qué nos extrañamos? Estamos en una sociedad capitalista y una economía de libre mercado donde prima el beneficio empresarial por encima de casi todo. Buscan su beneficio, rayando muchas veces en la ilegalidad porque conocen mejor que nadie los márgenes legales y se aproximan a ellos cuanto pueden. Cuanto antes lo asumamos, mejor. Y entonces tenemos tres caminos: intentamos cambiar el sistema, exigimos la introducción, poco a poco, de elementos limitativos de sus prácticas o nos conformamos y tratamos de que no nos ocurra. La queja permanente es, cuando menos, inútil. Contra estas empresas ya tenemos argumentos. A favor podemos decir que dan empleo y nos las veo en listas de defraudadores fiscales, por ejemplo. Cuando pierden un pleito suelen pagar aunque les cueste, más tarde que temprano es verdad. Quizá gozan de cierta impunidad, cada vez menor creo yo, pero esa es una de las desventajas del sistema económico en el que vivimos.