Una “mica” de generosidad

22 nov 2017 / 11:36 H.

N o, no es que vayamos a pasar el cepillo para que el macho alfa del independentismo, el pecador de Convergencia, Artur Mas, pueda pagar su fianza por la consulta soberanista, en modo de prueba, del 9 de noviembre de 2014. Aquí, en este cachico de tierra, se pide, se reclama, se implora una “mica” de generosidad para, por ejemplo, pagar la liberación de un tranvía preso, quizá por ideas políticas, en cocheras. Mas, ínclito inventor de partidos exprés, llora por las esquinas una ayuda, porque él y su grupúsculo arriesgó todo su patrimonio (moral se entiende) en la causa y ahora, salvo que una última ayuda de ANC lo impida, tendrá que rebuscar en las alforjas públicas más fondos para afrontar los 5,25 millones de euros de fianza solidaria. Nuestro riesgo público y solidario, por el contrario, se cifra en más de 100 millones de euros y, en esta semana atípica de buenas intenciones, brotó un compromiso y una jugada que se rumiaba a tres bandas en las últimas semanas. De un lado, el presidente de la Diputación Provincial, Francisco Reyes, que se sentó a una mesa en la que, a priori, no tenía previsto jugar ni una sola mano. El atajo para sacar de este atasco lamentable al tranvía hace que donde no pueda llegar económicamente la Consejería de Fomento de la Junta, con Felipe López, alcance, en forma de patrocinio, el organismo provincial. La chispa publicitaria como fórmula magistral de la Coca-Cola y para limpiar el óxido de la vías, un tres en uno financiero. La marca “Jaén, Paraíso Interior”cumple años dando brío con color verde, que no azul, a cualquier cuerpo que toque. Vigor y fuerza económica que puede mover tranvías.

La premisa es reducir el déficit de explotación y reajustar la deuda que le quedaría a cada administración. Este era un peaje “histórico” que demandaba el equipo de Gobierno ante la asfixia real de su economía. Quizá así se obre el milagro de que el Ayuntamiento acepte tranvía como medio de transporte público y podamos ver al alcalde Javier Márquez subido a uno de sus vagones en paseo triunfal y con la peatonalización del centro ganada y reforzada para la ciudad. Lo que supondría, dicho sea de paso, interpretar al libre albedrío la línea que Fernández de Moya dejó en la tradición oral del PP. El secretario de Estado de Hacienda no tiene una visita tranquila a Jaén ni anunciando que su negociado está por la labor de poner en marcha en la provincia una Inversión Territorial Integrada (ITI). Otra cuestión, y no menor, remarca, es de dónde extraer esos fondos una vez que las cartas estaban echadas. El caso es que entre los fantasmas del pasado —que arrastran sus cadenas con sonora cadencia— y los enemigos que creía caídos políticamente marcándose un “walking dead”, casi es más tranquila y lustrosa la vida política de un jiennense en Madrid.

De vuelta al carril del tranvía, el alcalde aprovecha lo que paga de más el Ayuntamiento en la financiación de los vagones y la dirección de obra (entre 4 y 6 millones de euros) para poner sobre el tapete una serie de peticiones del oyente. El trato con la parte contratante estará a la altura de “Una noche en la opera” de Groucho Marx, porque tiene más flecos que un mantón de manila... y más de dos administraciones que poner de acuerdo. Más enrevesado que el Museo Ibero y eso no fue poca cosa. El alcalde pide que la Administración andaluza pague parte de la estación intermodal de Vaciacostales, una pista de atletismo profesional y recuperar patrimonio en manos de la Junta. Lo que, en principio, sonaba a adelanto de la carta a Sus Majestades o un derrapaje en toda regla es, sin embargo, una opción. La mediación de Ciudadanos, con Juan Marín a la cabeza, expresada públicamente por el alcalde, tiene como único objetivo poner en marcha el tranvía sí o sí. Es una exigencia al partido al que brinda apoyo en el Parlamento andaluz. Y como tal se tramita.