Una mirada al Jaén íbero

22 dic 2023 / 09:06 H.
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Culcas, el enhiesto guerrero que nos observa desde el Cerro de los Lirios, lanzó su mano transmutada en arte, en dibujo, y su abducción ha producido la exquisita colección de dibujos que podemos admirar en el Museo Íbero salidos de otra mano, la de Javier Pajares, que ha recreado con mimo y pasión esas escenas, esos recuerdos pétreos que ahora devienen en representaciones casi oníricas de esa cultura íbera a la que debemos en parte ser como ahora somos. El sublime trazo perpetrado con sanguina, plumilla y grafito nos deja ese halo de irrealidad que, no obstante, se nos aparece como imagen clara y diáfana del arte de aquel momento, de la vida, costumbres, luchas y sueños del mundo íbero y también romano. Esa sutil realidad nos permite adentrarnos en los más insospechados detalles, en el alma de la obra que, en ocasiones ajada por el tiempo, ha perdido parte de su exultante belleza, de su incardinación en el cotidiano sentir de la vida íbera. Representan y acercan a nuestra mirada los dibujos de Javier Pajares distintas obras expuestas tanto en el Museo Íbero como en la jiennense Escuela de Arte José Nogué, el Museo Provincial e incluso del Museo Arqueológico de Madrid y todas ellos tomados al natural, con la maestría del ojo y el trazo, la mirada y la esencia de cada una de esas obras que no han podido escabullirse, ni lo han intentado, de la abductora observación del artista.

Particular íntima relación podríamos advertir en ese casi platónico arrobo con que la mano de Javier Pajares se enfrenta a la Dama de Elche. Nos la recrea con pasión, con mirada de admirado respeto, tanto así que nos confiesa que adquirió un vaciado de la Dama en el taller de la Real Academia e Bellas Artes de San Fernando de Madrid y que, tal y como podemos observar en el detallado catálogo de la exposición, goza de un preferencial rincón de su propio domicilio. La Dama nos observa mientras nosotros la rodeamos, tal es el nivel de perfección del dibujo que se nos antoja poder disfrutarla en sus originales tres dimensiones, más aún si nos dejamos llevar por la versión coloreada históricamente documentada.

Pero que ella no nos aparte del resto. Esa loba amamantando a sus crías, los diferentes aspectos del león, la leona, la cabeza de caballo o de lobo se miran frente a frente con la diosa del Carnero, el guerrero con su impoluta coraza, el toro de Porcuna, el Héroe o las delicadas mujeres con ave o con serpiente. Más allá acaso distinguimos la encarnizada lucha del lobo con el cordero, el grifo apenas vislumbrado, el tierno novillo de mirada lánguida o las esfinges y arpías que una vez, allende los milenios, protegieron a nuestros ancestros o les imbuyeron ese mitológico empuje que alimentó su alma.

Todos los dibujos de Javier Pajares en esta singular exposición a la que nos invita el Museo Íbero de Jaén tienen el sello personal de su autor, esa parcela de alma que nos comparte mientras nos abre las puertas de nuestra propia historia. Y entre trazo y trazo podemos comprender mejor la vida de aquel tiempo y, tal vez, sentirnos uno con el afanado escultor que esculpió la piedra y observados, a lo lejos, por el gran Culcas, satisfecho con este nuevo y actual recordatorio de su época.

Inmejorable propuesta la de Javier Pajares a quien agradecemos el regalo de esta exposición.

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