Una nada guerrera declaración

25 mar 2017 / 11:15 H.

Ala cumbre por la defensa del tren celebrada en Jaén esta semana le faltó carbón, leña o, saliendo de la metáfora fácil, un titular recio. Si a estas alturas del recorrido se debe instar al Gobierno a que cumpla lo acordado, a que no olvide la necesaria inversión en los Presupuestos Generales del Estado es que la tibieza es contagiosa, salvo que por estrategia no convenga tampoco ponerse las pinturas de guerra y alterar a la tropa, a su vez, fumada de tanta pipa de la paz. No se trata de reducirlo a un enfrentamiento entre territorios, pero el cuerpo pide un jefe indio dispuesto a llamar a las tribus vecinas para dibujarles en la arena que no hay salida y, acto seguido, planear cómo asaltamos la diligencia o el tren del dinero, tanto da. Siete diputaciones, empresarios cheyennes (pocos) y sindicalistas arapahoes sellaron un pacto para solicitar eso de que las cuentas del Estado no vuelvan a sepultar a provincias andaluzas y manchegas con el polvo que dejan las vías rápidas. De partida, la batalla mediática está perdida. El Corredor Mediterráneo Central está frenado hasta en la liturgia política, se toma una parte por el todo, y solo se habla de la vía mediterránea y pensamos en naranjas viajando por Europa, la huerta almeriense conociendo más mundo y la sinécdoque política nos deja, de nuevo, contemplando Despeñaperros y sus pinturas rupestres.

En el refugio de la Diputación Provincial de Jaén se firmó la bienintencionada “Declaración de Jaén” y nuestro jefe sioux, nuestro Toro Sentado de Bedmar, Francisco Reyes, concitó la necesaria atención de líderes vecinos, con la estratégica ausencia de los navajos populares de Almería y Málaga que se pudieran sentir incómodos con el retrato (las fotografías te roban el espíritu). Aunque, sobre todo, ellos ya están en el trazado bueno y, tarde o temprano, divisarán las colinas europeas gracias a las bendiciones inversoras del Gobierno. Si el iluminado y tocado por el gran espíritu Wakan Tanka, Juan Roig, a la sazón creador de la pegadiza canción “Mercadooona, Mercadona”, se le ocurre que para darle una vuelta al negocio hay que quitarse la corbata para que las nuevas ideas fluyan mejor, ¿qué debemos hacer aquí para darle la vuelta al calcetín jiennense? Para que algo fluya bien, al margen del río Guadalquivir.

Pero no miremos a los lados para buscar liderazgos, nuestra falta de ardor guerrero es preocupante. Nos tienen conquistados con bagatelas y mientras sigamos tan ufanos, tan poco exigentes, el “status quo” se mantendrá sin posibilidad si quiera de firmar un buen tratado de rendición.

Están los aparatos de los partidos en la provincia en plena efervescencia primaveral. A la congestión habitual que causan congresos y primarias, se une la picazón y urticaria que conlleva la contestación interna. Inadmisible, las ovejas descarriadas acaban por creerse aquello de la democracia interna, sin saber que son ovejas negras y que el pastor las vigila con la no siempre complacencia de los perros boyeros. Total, que aquí y allá, se mira con lupa el crowdfunding del cordero transmutado en lobezno; la composición de la gestora socialista de Mario Jiménez y la procedencia de los euros que financian autobuses de Sabiote para mostrar un apoyo inequívoco a Susana Díaz. En el PP jiennense, la imagen “guasapera” de los patucos de Porcuna frente a los lustrosos castellanos de, es un suponer, de José Enrique Fernández de Moya, escuece, aunque no tanto como la denuncia del candidato a presidir el PP provincial, Miguel Moreno: “No nos fiamos del aparato”. Así que todos miran al dichoso aparato, que se empequeñece por momentos, ante tantas miradas indiscretas y él sin poder desarrollar las funciones propias de su trabajo en la sombra.