Unicaja, Juego de Tronos

    29 nov 2021 / 16:38 H.
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    Unicaja, con sede social en Málaga, es hasta la fecha el único banco andaluz. El problema y la preocupación actual es que corre el peligro de dejar de serlo, tras la fusión con Liberbank y las luchas internas por el control de la entidad, que en muchos aspectos nos recuerdan a la conocida serie “Juego de Tronos”. Sí, es una lucha entre “reyes”, una lucha entre élites de banqueros, en la que los perdedores serán los más débiles; como en la vida misma, los paganos serán los trabajadores. En efecto, la entidad ha planteado un Expediente de Regulación de Empleo (ERE) que afectará a 1.513 trabajadores (aproximadamente el 15 por 100 de la plantilla actual), así como el cierre de 395 oficinas. Bueno, esto ya ha ocurrido previamente en Banco Santander, BBVA, la Caixa, Sabadell y tantos otros bancos en los que, tras la crisis de 2008, la reducción de plantillas y el cierre de oficinas ha sido la tónica general, arrastrados por el cambio de modelo bancario. El problema de Unicaja, no obstante, tiene perfiles muy particulares. Para comprenderlo hagamos un poco de historia.

    Con el estatuto jurídico de caja de ahorros, el 18 de marzo de 1991 se crea Unicaja, producto de la fusión de las cajas de ahorros de Cádiz, Almería, Antequera, Ronda y Málaga. Es la primera gran fusión de cajas de ahorros llevada a cabo en España, además culminada de una forma modélica y sin ningún tipo de traumas. Se fusionaron las plantillas, las redes de oficinas y las culturas bancarias de cinco entidades distintas repartidas por un amplio espacio geográfico del sur andaluz. En 2010, tras la Gran Recesión de 2008, Unicaja se fusiona con la Caja de Ahorros de Jaén, también sin traumas en la plantilla y actuando aquella como entidad que absorbe a la más pequeña. Por aquellos mismos años se crea Ceiss, producto de la fusión de Caja Duero y Caja España, que posteriormente se integraría en la andaluza, por el mismo modelo de fusión por absorción. Ya en estas fechas Unicaja deja el estatuto de caja de ahorros y se constituye como banco (la diferencia es que las cajas son entidades de carácter fundacional y finalidad social, mientras que los bancos son sociedades anónimas). En 2011 se constituye Liberbank, que es producto de la fusión de Cajastur —que previamente había absorbido a la Caja de Castilla La Mancha—, Caja Extremadura y Caja Cantabria. Ya a partir de 2018 se inician conversaciones entre las dos entidades para llevar a cabo un nuevo proceso de fusión bancaria, el cual ha culminado durante 2021.

    Nunca en los procesos de redimensionamiento anteriores, Unicaja había planteado un ERE en su plantilla ni procedido al cierre masivo de oficinas. Sí, claro está, había incentivado prejubilaciones y bajas voluntarias, así como el ajuste de la red de oficinas. La explicación hay que buscarla en la inexistencia de superposición de las redes, ya que en la primera fusión las cajas preexistentes tenían implantación provincial, y en la segunda (Ceiss), unas estaban en Andalucía y otras en Castilla-León. Ahora con Liberbank (Extremadura, Cantabria, Asturias y Castilla La Mancha) tampoco deben de existir estos problemas de coincidencia de las redes de oficinas. No obstante, se plantea un ERE para 1.513 trabajadores. Seguramente la explicación hay que buscarla en el “Juego de Tronos”. Braulio Medel, presidente de la Fundación Unicaja, es “vox pópuli” que mantiene un viejo enfrentamiento con Manuel Azuaga (actual presidente de Unicaja), próximo a jubilarse al cumplir los 75 años. El asturiano Manuel Menéndez, de Liberbank, es el consejero delegado del nuevo banco y será CEO (primer ejecutivo) en 2023, tras la jubilación de Azuaga, todo ello con el beneplácito y apoyo del principal accionista, la Fundación Unicaja. El resultado es que los principales directivos del banco serán de extracción del Liberbank y que el ERE planteado afectará, básicamente, a la plantilla de Unicaja. En suma, el poder pasa de Málaga a Oviedo y mucho me temo que no muy tarde la sede social también y nos quedaremos sin el único banco andaluz. La Junta de Andalucía y la CEA (empresarios) deben tomar cartas en el asunto.

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