¡Vaya con Dios!

17 mar 2017 / 11:29 H.

La desastrosa situación del Real Jaén ha acabado por minar la resistencia de Ramón Tejada. Su permanencia, además de inservible para los intereses del equipo, era ya un desafío abierto a la cruda realidad. Ya no vale pensar en qué hubiera pasado si se hubiera ido hace unos meses y, mucho menos, en lo que habría sucedido si no hubiera venido jamás —que hubiera sido lo mejor— al Real Jaén. El daño está hecho y aguas pasadas no mueven molino. El mayor beneficio que puede recibir el club y la afición será olvidarle lo antes posible.

Los malos recuerdos entorpecen el camino. Vaya con Dios Ramón Tejada y ojalá que el destino no nos depare nada parecido. Que tenga mucha suerte, porque sin ella su futuro en el mundo del fútbol parece bastante oscuro. Tampoco es que el futuro del Real Jaén esté más claro con su marcha. La herencia que nos dejó junto a la que dejó Teruel pesa como una losa.

A ello hay que unir la demora mostrada por Hitos en tomar una decisión definitiva en la venta de sus acciones, que también ha erosionado vitalmente las posibilidades de salvación. Si él no estaba dispuesto a exponer más dinero —y está en su derecho— y dejar al club a la deriva, debería haber tomado una decisión a tiempo de que otros, que lo solicitaron hace meses, cuando había posibilidad de reforzar esta débil plantilla de jugadores, se hubieran hecho cargo de los problemas y buscaran la viabilidad del Real Jaén. La enfermedad del club jiennense es una enfermedad congénita, que tiene sus raíces bien localizadas. Han sido muchos los brotes graves que padeció durante su historia y, ahora, en los últimos años, apenas recibió los cuidados básicos, al punto que se habla de una enfermedad terminal difícil de detener. Más de una vez surgió la cura milagrosa y es lo que se necesita para poder tener algunas esperanzas. El Real Jaén, visto a la hora en que escribo esta “brisa”, es un caos. Hay una pequeña llama de esperanza encendida en la mano de Francis Huertas. Si Hitos no la apaga de un soplo, la llama pudiera prender y podría poner un poco de luz al negro horizonte que rodea al club blanco. Es la única salida. Si se confirma la llegada de Huertas, el ánimo recobraría fuerzas, aunque no va a ser nada fácil para el empresario granadino poner orden en esta caótica situación. Y, de consumarse la operación, que nadie dude de que la empresa es de todos.