Ven acá pacá

01 feb 2019 / 12:06 H.

Cuando paseo por nuestra ciudad y veo que aún no ha parado la sangría de negocios que continúan cerrando, no puedo más que pensar que algo no se está haciendo bien. Recuerdo a principio de los ochenta el revuelo que se formó en la calle San Clemente cuando el Ayuntamiento acometió las obras de ensanche y peatonalización. Los comerciantes pusieron el grito en el cielo implorando que no se llevasen a cabo las obras, ya que sería su ruina. En menos de diez años esa calle se convirtió en la arteria comercial más importante de la provincia. Los bajos comerciales marcaron precios por metro cuadrado nunca vistos, cualquier negocio que se montaba tenía el triunfo asegurado, contagiando esa alegría a todas las calles peatonales que se conformaron a su alrededor. A los comerciantes se les olvidó el cabreo que cogieron en su día; nadie recordaba, (ni recuerdan los que todavía quedan) nada sobre su cerrazón ante el cierre al tráfico de la calle. Actualmente está ocurriendo algo similar con la peatonalización de Bernabé Soriano y sus alrededores. Una parte de los comerciantes de la zona se están quejando al ver disminuidas sus ventas, achacándole toda la culpa a la peatonalización de la zona. Personalmente pienso que influye más la mala accesibilidad que tiene el centro, y por supuesto, la velocidad a la que está cambiando el sistema de venta. Ya no vale con quedarse detrás del mostrador para expedir el producto, hay que abordar al cliente, y más en los tiempos que estamos viviendo en esta vorágine de globalización, en la que tardamos menos en adquirir un producto por la red, que en bajar a la tienda a comprarlo. Los chinos dicen que “un hombre sin sonrisa no debe abrir una tienda”, y yo diría más; una persona que no tenga ilusión y entusiasmo, no debe poner negocio. Tenemos que arrancarnos el inmovilismo que caracteriza al carácter jaenero, que nos lastra al suelo y nos impide avanzar a la par que nos hunde. Hay que coger impulso y saltar, saltar aunque sea al vacío, pero saltar, es la única forma de comenzar nuevos rumbos y aventuras. Muchas veces pensamos que para conseguir un objetivo es necesario hacer una gran inversión, y me viene a la memoria uno de los comercios más longevos de la ciudad de Jaén como es Casa Donato. Antiguamente, en la radio, no se cobraban las cuñas publicitarias por tiempo, sino por palabras; pues se le ocurrió al dueño del negocio anunciarse en la radio con el siguiente anuncio: “Donato Barato”, y entre los demás anuncios, sonaba como un martillo pilón: “Donato barato”, no podía ser más directo, claro y barato el genial anuncio. En las pasadas navidades se ha visto movimiento en nuestras calles, daba alegría salir a darse una vuelta, más concretamente por el centro, porque la gente llama a la gente y a nadie le gusta estar paseando por lugares solitarios que acaban convirtiéndose en lúgubres. No ha sido casualidad, ha sido que un grupo de empresarios del centro, en vez de lamentarse, se han unido para pensar cómo sacar a la gente de la mesa camilla, y han puesto en marcha una serie de medidas, todas ellas englobadas en la campaña “Ven Acá Pacá”. El artífice del precioso eslogan no podía ser otro que Juan Montoro; “El Creata”. Dice que “ha buscado un mensaje cercano y de la tierra y una frase muy jaenera como; “ven acá pacá”, con la que se invita a los ciudadanos a que visiten el centro, no solo para comprar, sino también para pasear, para disfrutar y hacer a mil cosas. Tenemos una preciosa ciudad, en la que para que la valoremos tienen que venir de fuera y abrirnos los ojos. Miedo me da cuando abran el centro comercial Jaén Plaza. Esto puede convertirse en una oportunidad por la gente que va atraer, o puede convertirse en la tumba de nuestro comercio. En nosotros está, así que mejor será que vayamos pensando en nuevas formas para seguir atrayendo a clientes a nuestras tiendas, porque si no, vamos a tener que cambiar el eslogan y va a pasar de ser “Ven acá pacá” a “corre que te fo...” o “vamos que nos vamos”.