Violaciones

11 mar 2016 / 17:20 H.

La película Spotlight es una lección de lo que debe ser el periodismo de investigación: con medios, con tiempo, sin ningún tipo de censura por parte del medio. Lo que no es el periodismo al uso. El documento grabado por un exviolado con su abusador, un religioso catalán, pone los pelos de punta. Nos muestra, al desnudo, un submundo que existe detrás de la pompa y el boato de una iglesia hipócrita que convive con otra real: la de tantos otros sacerdotes que, junto con voluntarios, dedican su vida a mejorar la de personas sin recursos en lugares en guerra o esquilmados por la avaricia de gentes y países “desarrollados”. Levantar las alfombras de una sociedad que cierra los ojos mientras se cometen atrocidades con sus hijos es complicado. Pero, con documentos como estos, comienza a circular, poco a poco, el aire de la no impunidad. Todavía no se conocen a fondo todos los casos: en Granada y en los pueblos más recónditos de Jaén y de toda Andalucía, se han tapado algunos clamorosos. Ojalá que todos los desmanes que se han cometido en nombre de la Iglesia y protegidos por ella, salgan a la luz y eviten nuevos casos de abuso de poder.