Votar es sano

19 jun 2016 / 11:09 H.

Es entendible que muchos ciudadanos nos preguntemos por qué otras elecciones el 26J. Es verdad que la campaña nos viene después de un cansancio de mensajes de todo tipo, especialmente de carácter apocalíptico y finalista, pero seguramente todo esto no es un mal menor, ni un fallo, ni mucho menos algo innecesario, sino el funcionamiento imprescindible de toda democracia. El principio, acaso olvidado, es que somos nosotros los ciudadanos los que tenemos que ser tanto la primera como la última palabra. El problema que podemos detectar en este 26J es que tenemos un exceso de discurso político de baja intensidad, de un multiplicidad de voces que desde una serie de ideologías que no son del todo reconocibles. Obviamente, se da un segundo grupo de fenómenos que no conocíamos hasta ahora (o por lo menos de una manera tan clara), primero, la implicación de los grupos de comunicación con los partidos y, especialmente, sus líderes. Segundo, que la discusión ya no es el programa propuesto, que obviamente no significan nada ya que se pueden obviar, sino el meter miedo con lo que harían los otros si ganaran. Y, tercero, la falta absoluta de transparencia institucional de los partidos. Por lo demás este 26J ha demostrado un viejo discurso del más rancio politiqueo, todo vale con tal de no perder la poltrona.