Y 27 años después...

03 may 2017 / 11:41 H.

Un resultado nefasto con muchas caras responsables. La negra imagen del Real Jaén descendiendo a tercera, se hizo, finalmente, realidad. Y mira que ha aguantado envites procedentes de nefastas gestiones, peores representantes, codiciosos administradores e incompetentes entrenadores, pero claro, entre tantos candidatos a conseguir su hundimiento, lo raro hubiera sido que saliera airoso de tan dramática situación. Sálvese quien pueda, que no sé si puede alguien, pero desde mi óptica de jiennense afectada, por cuanto que me afecta todo lo relacionado con Jaén, entiendo que la causa del descenso del club se encuentra en la creencia generalizada de entenderlo como una oportunidad personal para satisfacer los intereses estrictamente particulares de cada cual, a costa del esfuerzo económico de los aficionados y de las administraciones públicas que en tantas y numerosas ocasiones ha contribuido con ayudas económicas, subvenciones, concesiones, cesiones y condonaciones. Después de veintisiete años estrujando nuestro emblema deportivo, inventando miles de formas diferentes para seguir abusando, incluso cuando ya se pensaba que no cabían nuevas maneras para seguir aprovechándose de la ilusión de los jiennenses, por fin, quienes tanto esfuerzo han derrochado en destruirlo, lo han conseguido. Y resulta que, cosas de la vida, afrontar la tan temida situación y recomponer los destrozos de tan lamentable descalabro, le ha tocado vivirla, precisamente, a quien menos culpa ha tenido, a día de hoy. Ignoro si la nueva junta directiva, que es la que se ha comido el marrón resultante de las políticas anteriores, conseguirá devolverle a este club el respeto y el honor que nunca debió perder. Tampoco sé si conseguirá evitar que un día, finalmente, desaparezca por completo el club, lo que causaría perder el adjetivo de “Real”, que parece preocupar a muchos seguidores. Pero según nos vendieron cuando entraron a formar parte de esta entidad, lo que les animó a hacerse cargo de ella, fue el gran cariño que profesaban a nuestro fútbol. Ojalá no pierdan de vista tan loable sentimiento.