Yo pregono, tú pregonas

26 dic 2016 / 11:46 H.

Hace tan solo unos días, tuve el honor de participar como pregonero en la III Fiesta Anual del Aceite Ciudad de Jaén. Una propuesta que me hicieron llegar desde el Ayuntamiento de Jaén, que por supuesto acepté y que me hizo sentirme agradecido e igualmente comprometido.

Todo un orgullo no exento de responsabilidades, poder asumir el reto al igual que se hacía antiguamente en España, de dar difusión en alta voz a reflexiones en este caso propias, de un asunto de interés para el vecindario.

Hablar de aceite en Jaén es arriesgado. Hacerlo desde un punto de vista técnico cuando uno carece de la cualificación necesaria y que en esta tierra exige la excelencia, es una auténtica irresponsabilidad. Poner el foco en los atributos del producto, resulta añejo y postularse como estratega gurú, una temeridad.

No era pues tarea sencilla, tratar de aportar valor desde una perspectiva diferenciada y con una propuesta actual que aunara estrategia, marketing y una realidad de mercado y consumo que a día de hoy condiciona y convive con una tierra con una propiedad del olivar atomizada, con intereses enfrentados y a la espera aún de la creación de un óleo-clúster y de un laboratorio de referencia para el aceite.

“La espera...otro día hablaremos de ella, compañera de viaje de los jiennenses que demora los proyectos y aplaza la riqueza en una provincia ya acostumbrada a llegar tarde a casi todo”. Y casi sin querer, encontré la inspiración. Caía esa misma tarde entre mis manos, una revista con cierto prestigio en el ámbito profesional de empresa, con la que pude disfrutar leyendo una entrevista que le hacía la editorial a un buen amigo jiennense, Ramón Espantaleón, nieto del que fuera impulsor del Museo Arqueológico de Jaén y que se ha convertido gracias a su talento y preparación, en un extraordinario artista y arquitecto reconocido mundialmente, que lleva muchos años residiendo fuera de nuestra capital y a día de hoy expone sus obras por todo el mundo.

Su titular era rotundo: “Hay que creer de verdad en lo que uno hace para poder aspirar a un reconocimiento internacional”

Y pensé un rato en nuestro Jaén. Pensé en el calado de la sentencia de mi querido paisano, que bien podría ser digna del mejor tratado estratégico de internacionalización. Y pensé en lo escasamente comprometidos que parecen estar algunos de los que desde su batel, tienen la responsabilidad de orientar el timón estratégico de nuestra provincia para su desarrollo económico y social, en el que hoy es una autentico mar de incertidumbres.

Pero debía ser positivo, pararme y reflexionar proactivamente pues debía dar forma a mi pregón. Decidí fijarme en los muchos que trabajan en la sombra de forma rigurosa y profesionalizada, demostrando pasión en su vocación y dignificando el valor del compromiso que supone dar forma al sentimiento de cientos de jiennenses, que han decidido a través de su conocimiento, diseñar un modelo de provincia para el futuro de nuestro territorio, en el cual el aceite de oliva en todas sus variedades, que hasta hace poco fue villano y que comienza a transformarse en héroe, tiene el reto de convertirse en adalid de nuestra economía para el futuro.

Y fue de esa forma en la que ¡fuera papeles encontré el eje argumenta que me permitió durante aproximadamente unos veinte minutos, hilvanar mensajes que no hablaban de aceitunas ni de su fruto, sino de experiencias, de paisajismo, de formación, de oleo-turismo, de industria afín, de cultura, de idiomas y de finanzas.

Veinte minutos durante los que pude “vocear” que primero hay que invertir en ser visibles y hacerlo de manera sostenible huyendo de modas y tendencias y aportando valor, como única vía para llegar a conseguir ser creíbles. La rentabilidad llegará a través de esa vía.

Veinte minutos para pedir a “voces” que nos convirtamos todos y cada uno de nosotros, en autentico embajadores de lo nuestro.

Pero fundamentalmente y ante todo, como bien predica el artista jiennense de éxito al que hoy dedico este artículo de opinión “creer de verdad en lo que uno hace para poder aspirar a un reconocimiento internacional”.