Ejemplo a seguir

11 feb 2017 / 11:25 H.

Hace un tiempo vi como una de mis mejores amigas comenzaba a perder peso...me parecía extraño que los perdiera tan rápidamente cuando siempre decía que no había cambiado nada de su rutina. Comenzó con malestares y fue al médico, nadie le decía nada claro, todos se miraban y se pasaban “el marrón”. Diagnóstico: cáncer terminal. ¿Cómo? Cuando me lo contó no me lo podía creer. Jamás olvidare sus palabras: “Hace nada cumplí 23 años y me voy a morir en dos meses” Tal que así me lo contó. No le había contado nada a su familia, no podía ponerse frente a su madre y decirle, hola, me voy a morir. Sentía que lo había aceptado demasiado pronto. Y su respuesta me dejó perpleja: “Pues sí, lo he aceptado, solo espero que mi calidad de vida no se pierda tan rápido como para que antes no pueda disfrutar lo que me queda. Es decepcionante que tenga que recibir este golpe para hacer cosas que nunca antes me había atrevido a hacer, pero ¡que demonios!, vámonos a disfrutar de la vida, amiga”, dijo con una sonrisa. Y fueron los dos meses más felices de mi vida. Ella, me ayudo a serlo. Ahora no está, pero le prometí, que seguiría disfrutando por ella todo lo que pueda. No todo el mundo puede ser así, era especial y diferente, pero quizás deberíamos de parecernos más a mi querida amiga Marta. CLAUDIA SANTIAGO ROMÁN