“Nueva” pedagogía

13 mar 2017 / 11:25 H.

Los Secretarios de los Ayuntamientos de nuestros pueblos damos fe de los actos de los órganos oficiales de las corporaciones y de los alcaldes dejando así escrita la historia oficial de los pueblos. Pero, a veces, como cualquier vecino más, somos testigos de los actos de la vida cotidiana que no queda escrita salvo en el corazón de los vecinos. Hoy he sido testigo de cómo, tras una intervención coronaria que lo aparta de su carrera profesional, se ha presentado en el consultorio médico de Villardompardo, para recoger sus pertenencias, Francisco Colmenero Alcántara, médico titular durante muchos años de este municipio. Al entrar en la sala de espera se ha dirigido a los pacientes que allí estábamos diciendo que venía a despedirse. Todos los presentes nos hemos puesto en pie y una mujer que allí se encontraba le ha dicho abrazándose a él: ¡Francisco póngase la bata! Ha sido tanta la emoción de todos, tanto por la forma de decir de esta mujer como por su contenido, que puedo asegurar que en esa frase se ha encerrado el mejor discurso de despedida con el que nuestro amigo Paco puede sentirse homenajeado por el pueblo de Villardompardo. Y es que se lo merece.

MIGUEL SAÉZ MEDINA/ VILLACARRILLO

Termino de ver las noticias y dicen que alcanzamos un record en violencia de género. No entiendo por qué se escandalizan los medios de comunicación. Estamos recogiendo los frutos de lo que se lleva plantando desde hace más de treinta años: Violencia. Somos un país pendular: o lo prohibimos todo, o lo permitimos todo. No tenemos el sentido de la virtud que está en el término medio. Los que tenemos años, vemos cómo se está perdiendo a marchas forzadas el sentido de civismo. El Gobierno inyecta agresividad en nuestra juventud permitiendo todo tipo de violencia sangrienta en la televisión: asesinatos, sexo, violaciones, mutilaciones y cuanto más sangrientas mucho mejor y disfrutadas cómodamente desde el sillón de nuestra sala de estar en horarios infantiles. Si esa violencia gratuita y ponzoñosa, todavía es poco, además, se les anima a nuestros niños a la ludopatía en las televisiones. Además, se permiten esos juegos de consolas en que se vence en función de cuantas más personas atropellas con un coche virtual, y si esa persona es anciana, te dan un plus de puntos. Después de tantos años inyectando esa educación en nuestra juventud¿?Quién se puede creer que esta sociedad sea pacifica y tolerante?¡No puede ser!. Eso es imposible. Uno hace lo que le enseñan a hacer!. Si siembras violencia no vas a recoger tolerancia. En las noticias vemos palizas de pandilleros machacándose. Vemos grupos de chicas, si señores chicas, lo antes nunca visto, apaleando sin piedad a otra desgraciada y, además, regocijándose grabándola de su “hazaña” y subiéndola a “Youtube”. Algo falla en la educación de nuestra juventud. Estamos inculcándoles la violencia y el culto al cuerpo, es decir, estamos arrancándoles la piedad y eso implica que no serán compasivos con sus semejantes y mucho menos con los inútiles viejos con sus decrépitos cuerpos de, eso, viejos. Lo triste y desesperante de esto es que, parece ser que los gobiernos no quieren darse cuenta de este enorme problema que puede llevar al caos a una sociedad violenta. Ellos piensan que sin hacer nada los problemas se esfuman. ¡Así nos va!. ¿Es que nadie se da cuenta del origen de esa violencia?

VÍCTOR MENGUAL

La educación de nuestros hijos se ha orientado hacia lo útil, “practico”, entendiendo que el fin básico del proceso educativo está en la formación del niño para mejorar la sociedad y competir por su sustento. Pero amigos, habiendo dado tanta prioridad a lo sistémico, a los intereses de la “maquinaria social”, nos hemos olvidado —en general hablo— del individuo. Y ambas facetas son igual de importantes. Fruto del desencanto pedagógico, entre maestros está creciendo un nuevo germen, una nueva conciencia de las cosas, y los viejos sistemas pedagógicos basados en la memoria repetitiva, las notas y el “control”, están dando paso a una mayor atención al niño, a sus talentos particulares y el desarrollo de su creatividad. Claro que de esto no se hablará mucho, o de forma anecdótica si acaso, en la tele.Estamos en un momento, histórico, donde los poderes han demostrado su falibilidad, y no podemos esperar por tanto que nos resuelvan las cosas. Por ello la importancia suprema de buscar respuestas en lo individual. Y esto, que nadie se equivoque, no es una llamada al individualismo, sino a la responsabilidad, con nosotros mismos y con la colectividad después. Porque hacer buen uso de los recursos implica, antes de nada, atender a la conciencia que los usa. Una conciencia que, no olvidemos, no busca en la vida exclusivamente su desarrollo material, sino básica y fundamentalmente espiritual, despertando con cada meta que emprende a una mayor conciencia de sí mismo.
GERARDO HERNÁNDEZ