La autovía que nunca llega

12 ago 2017 / 11:19 H.

Las obras de la autovía que, en un futuro, conectará Úbeda con Albacete y Andalucía con el Levante empezaron a proyectarse en 1996 y, aunque la previsión es que estuvieran terminadas en 2019, el cumplimiento de los plazos será totalmente imposible. El ministro de Fomento, Íñigo de la Serna, visitó el terreno el mes pasado y se comprometió a agilizar los trabajos para terminar cuanto antes los tres tramos que quedaron paralizados por culpa de la crisis económica. Se trata de cerca de 50 kilómetros que supondrán una inversión de 236 millones de euros. Precisamente, la zona en la que estuvo, el primero de los tres tramos, consta de 16 kilómetros y es la que más circulación concentra de toda la A-32, con más de 9.000 vehículos diarios de media. Este recorrido se encuentra al 50% de ejecución y cuenta con una inversión de 74 millones de euros que, con el modificado realizado y firmado el 14 de julio, aumentará hasta los 84 millones, incluido el pago de más de 33 millones de euros destinado a las expropiaciones necesarias. Los otros dos tramos discurren entre Torreperogil y Villacarrillo, con una inversión de 64 millones de euros para 14 kilómetros, y Villacarrillo y Villanueva del Arzobispo, con una inversión de 87 millones.

La noticia fue bien acogida por los municipios afectados por las obras y sus vecinos se ilusionaron con un anuncio que, sin embargo, ven que fue tan fugaz como la visita del representante del Gobierno de España. Las obras están, una vez más, paralizadas. Quienes circulan cada día saben que no hay operarios ni máquinas y el colectivo que lucha por ver la A-32 terminada retoma las protestas en este caluroso verano. Los compromisos están para cumplirlos y velarán porque así sea.