A Francia a por un futuro mejor

Hablar del éxodo jiennense a tierras francesas por motivos de trabajo está asociado, en la mayoría de los casos, a la vendimia. Sin embargo, no es el único producto de la tierra que recogen manos curtidas en el mar de olivos. La dura y exigente campaña del espárrago blanco también atrae a temporeros que se trasladan hasta el país vecino en busca de ingresos extra. Este es el caso de un grupo de 49 personas de la provincia de Jaén, y 45 de Sevilla, que, a finales de febrero, hicieron las maletas para acudir a la campaña del espárrago, que finaliza a últimos de mayo. Son entre 80 y 90 días de recogida en hermandad, pero en condiciones complicadas. El menor de los temporeros tiene 17 años y el mayor 56 años, y tan solo uno es mujer. Proceden de Campillo del Río, Torreblascopedro, Vados de Torralba, Torrequebradilla, Linares, Begíjar, Puente de Génave, La Iruela, Cazorla, Jódar y la capital. Y después de más de un mes ya son un piña.

Su tarea no es nada sencilla. “Empezamos a las tres de la mañana y no paramos hasta las dos. Unos días nos llueve, otros nos hace frío y todo ello revuelto en barro, viento y, en ocasiones, un calor agobiante”, relata Jesús Moreno, uno de los emigrantes temporales. Desde la lejanía, cuentan los días que restan para regresar a su tierra natal. “Dejamos en nuestra Andalucía, en Jaén, a los seres queridos —padres, hijos, hermanos y demás familia—, nuestras casas y la tierra que nos vio nacer, y lo hicimos por necesidad”, reconoce. No les queda más remedio, porque confiesan que no tienen trabajo en sus municipios natales. Por eso, la recogida del espárrago blanco es una campaña que les viene bien a estas 49 familias desplazadas para poder tener recursos el resto del año. Y es que, como relatan, sus ingresos, muchas veces, están limitados a la aceituna.

¿Cómo surgió este trabajo? Según el relato de Jesús Moreno, nació de la necesidad de buscar una salida a un grupo de familias. Se lo comentaron al equipo de Gobierno de Torreblascopedro, que enseguida se ofreció a echarles una mano. De esta manera, ese grupo de amigos se puso manos a la obra y entablaron contactos hasta dar con la empresa que, año tras año, los reclama para la temporada. “Por eso, muchos agradecemos a este equipo de Gobierno actual que nos ayudase a tener una salida para tantas familias que lo necesitaban”, reconoce. Y mientras trabajan en condiciones extremas, esperan, con ansia, el día del regreso.