Castillo reivindica con un museo a Pablo Rueda Lara

El antiguo pósito se transforma para acoger obra del ceramista

23 sep 2018 / 12:29 H.

Un nuevo recurso cultural y turístico. Castillo de Locubín acaba de estrenar un museo dedicado a uno de sus hijos ilustres, el ceramista Pablo Rueda Lara. La apertura no es casual, pues hoy se cumple el vigesimoquinto aniversario del fallecimiento del conocido artista, que pasó el segundo tramo de su vida en Rotterdam (Holanda), donde cuenta con espacio expositivo propio.

El Ayuntamiento castillero destinó alrededor de 30.000 euros para acondicionar el edificio del antiguo pósito, un inmueble de finales del siglo XVIII situado junto a la biblioteca. El fondo, en principio, está formado por cerca de cincuenta obras de Rueda, entre las que se hallan tres piezas donadas por el autor a la administración local castillera y cuatro entregadas a la Diputación con motivo de una muestra celebrada hace décadas en Jaén, así como creaciones cedidas ahora por la familia.

En la puesta de largo de las instalaciones intervinieron el alcalde, Cristóbal Rodríguez; el diputado provincial de Cultura, Juan Ángel Pérez, y la edil del área, Rosa Molina. También actuó la Coral Encina Hermosa. Entre los presentes se encontraban familiares directos de Rueda. El nuevo museo supone una reivindicación del internacional artista. Los trabajos supusieron la adecuación del monumental espacio, con picado de muros y eliminación de humedades. Por su parte, la Diputación aportó las vitrinas.

Los planes del Ayuntamiento son que el museo pueda visitarse el recinto de lunes a viernes, entre las cuatro y media y las siete y media de la tarde, y los sábados, de diez de la mañana a una de la tarde. Los dos primeros meses la entrada es gratuita, aunque a partir de entonces se cobrará una entrada simbólica de tres euros. La idea municipal es comprar, con ese dinero, algunas de las obras de Pablo Rueda actualmente en manos de particulares de la comarca de la Sierra Sur. También hay previsiones de exposiciones temporales e intercambios de piezas con el museo del artista situado en la ciudad holandesa de Rotterdam.

Cristóbal Rodríguez subraya el “feeling” que existe con la familia de Pablo Rueda, hasta el punto de que sus cinco hermanos se han puesto de acuerdo en la cesión de creaciones. Por eso, les está agradecido. El alcalde también está muy satisfecho con la amplitud y el aspecto de las flamantes dependencias.

Por otro lado, como recordó Cristóbal Rodríguez en su discurso, el inmueble está cargado de historia. En este sentido, como dijo en su discurso inaugural, antes de ser un almacén, durante la Guerra Civil un alcalde abrió las puertas de las celdas y prisioneros del bando nacional que iban a ser fusilados escaparon y, de esta manera, salvaron la vida. “Así es como somos los castilleros, que por encima de la política siempre ponemos a las personas”, manifiesta el máximo responsable del Ayuntamiento de Castillo.

Un creador con un estilo que no deja indiferente
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Pablo Rueda tenía un estilo que no dejaba indiferente a nadie. Trabajaba de manera que imitaba otros materiales, algo muy ilustrativo de su depurada técnica. A partir de la arcilla creaba imitaciones de textil, papel, madera, lata, esmalte, bronce y mármol, con una maestría tal que hay que acercarse para comprobar que en realidad se trata de cerámica. Por otro lado, en cuanto a la temática aborda cuestiones sociales y, a menudo, se muestra muy crítico con la actitud de la Iglesia católica. El conjunto de su obra tiene una dimensión internacional con un marcado simbolismo y motivos que recuerdan el tiempo de su infancia y juventud, mientras todavía residía en España. Desde hace años, el instituto de Enseñanza Secundaria de Castillo de Locubín lleva el nombre del artista, más conocido en el extranjero que en España.