Cielos de índigo para el Cristo

El buen tiempo acompaña a Caridad y Salud, el recorrido procesional más largo de la capital

27 mar 2018 / 08:57 H.

La primera procesión que abrió el Lunes Santo lo hizo bajo un hermoso sol, inesperado y deseado a partes iguales. Las temidas lluvias del fin de semana se alejaron y el buen tiempo dio la bienvenida al paso de Jesús de la Caridad ante Caifás. Tanto vecinos de Las Fuentezuelas como residentes de la Urbanización Azahar esperaban a las puertas de la iglesia parroquial de Santa María Madre de la Iglesia, dispuestos a saludar, por segundo año consecutivo, al Cristo de la Cofradía de Caridad y Salud, pero en un entorno diferente, su propia sede canónica. “Es aquí donde debe estar, no tiene nada que ver con la Semana Santa anterior”, comentó uno de los devotos, en referencia a la salida del paso en 2017 desde una cochera ubicada en las inmediaciones de La Salobreja. “Esto es más digno”, destacó, y a su alrededor varias cabezas asentían mientras aguardaban el inicio de la procesión.

Mientras tanto, en el interior del templo los nervios casi se podían mascar, envueltos en el intenso aroma del incienso. Los costaleros se fundían en abrazos antes de convertirse en los pies de Jesús, y no era para menos, pues ante ellos tenían nueve horas de procesión —que siempre se multiplican por los preciosos imprevistos que motean el camino—, más de siete kilómetros con las típicas cuestas de Jaén de por medio. “No tenemos nada que envidiar a la maratón de Nueva York”, dijo con buen humor el hermano mayor, Bruno Trujillo, antes del inicio de la procesión. Juan Gutiérrez, miembro de la hermandad y costalero desde hace dos años, confesaba estar “bastante tranquilo”, al menos así lo denotaba su voz, pues los nervios “siempre van por dentro”. “Es un buen recorrido, largo, pero los costaleros estamos con ganas e ilusión y vamos a aguantar el peso y morder lo que se pueda por Cristo, para que esté donde debe estar, en el cielo”, declaró Gutiérrez, con los ojos vidriosos por el momento que estaba a punto de vivir junto con sus compañeros. Un momento que no se hizo esperar. Tras el saludo entre el Hijo y la Madre —que este año “se quedó en casa”— con un Padre Nuestro cantado, las puertas del templo se abrieron ante una algarabía de ciudadanos, ansiosos por ver procesionar su imagen “desde donde tiene que ser, una iglesia”. A las tres y cuarto, el Cristo de Caridad y Salud cruzaba las puertas de Santa María Madre de la Iglesia y el público lo acogía con un estruendo de aplausos.

La primera levantada, antes del inicio del recorrido, fue en honor al pequeño Gabriel, asesinado en Almería hace pocas semanas. El azul de las túnicas de los nazarenos reflejaba la intensidad de un cielo que parecía más grande de lo habitual, dispuesto a recibir el fervor de los creyentes, que alzaban la mirada y daban las gracias por un Lunes Santo tan primaveral. La Banda de Cornetas y Tambores Monte Calvario de Martos siguió los pasos de Jesús de la Caridad ante Caifás, con su paso rítmico que apenas oscilaba por las calles de las Fuentezuelas. En la calle Fuente del Alamillo los pétalos cayeron sobre el Cristo, en una emotiva ofrenda de color y luz, mientras los jiennenses continuaban junto al paso. El cortejo procesional ascendió por las calles de la capital hasta el centro de la ciudad, sin dejar que el cansancio hiciera mella en uno de los días históricos de la hermandad.

Medallas de la Virgen de la Salud
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Los jiennenses que se aproximaron a la iglesia parroquial de Santa María Madre de la Iglesia tuvieron la oportunidad de adquirir su medalla de la Virgen de la Salud junto con su edición del Diario JAÉN. De esta forma, los devotos pudieron continuar con la colección que se ofrece con el periódico de las Dolorosas de Jaén, en exclusiva.