Delirio y oxígeno para un Real Jaén solidario

Los blancos salen del descenso en un partido de garra y corazón

27 mar 2017 / 12:29 H.

De un tiempo acá los sicólogos disponen de una experiencia a la que llaman con un término difícil de pronunciar. Es el “efecto Hawthorne”, que surge del nombre de una fábrica situada en Chicago, donde se hizo un famoso experimento. Las conclusiones vienen a decir, más o menos, que, cuando una persona está siendo evaluada y en un nivel próximo al límite, mejora considerablemente sus resultados; que la gente aumenta su rendimiento cuando se siente objeto de un atención especial; que cuando tiene que afrontar un desafío significativo ante los demás, se ponen en tensión las virtualidades principales de cada uno.

Pues todo ello se demostró en el partido del Real Jaén, que jugándose, como dicen los futboleros en frase casi metafísica, el ser y el no-ser, se entregó con toda su fuerza y ambición a la tarea que el destino le tenía encomendado. Se sobrepuso a todas las desgracias que se le venían encima y lo hizo con convicción y carácter, pero también con cabeza y dominio de la situación. Empujados por un entrenador que, esperemos, no se nos muera de tanto empuje que pone y que obró con total maestría.

Tras el gol de Santi Villa, como a los dowayos, el horizonte se despejó para los jugadores y aficionados blancos. Mas el gozo no duró demasiado porque los gaditanos, con una defensa muy adelantada, manejaban el peloteo mientras el Real Jaén no acababa de tenerlas todas consigo ni ofrecía peligro, con unos jugadores esforzándose al máximo, pero con Vitu demasiado solo adelante. Así llegó el empate que se veía y, por supuesto se temía, pudiese llegar.

En la segunda parte, sin desmerecer de nadie, que todos cumplieron para orejas y rabo, dicho en términos taurinos, la clave futbolística del partido estuvo en la entrada de dos canteranos, Adrián Ruiz y Joserra, que cambiaron los equilibrios del juego. Bien es verdad que los visitantes dispusieron de tres ocasiones de esas que se sueñan, pero la fe, el empuje y el mejor peloteo, sereno y calmoso jiennense, les llevaron al triunfo.

Con una plantilla corta y hasta tres jugadores teniendo que pasar por el puesto de defensa derecho, el equipo consiguió fabricar el delirio colectivo en una tarde que tardará muchísimo en olvidarse.

El escritor cordobés Juan de Mena contó en el “Laberinto de Fortuna” cómo fue arrebatado y llevado a la mansión de la Fortuna, donde tuvo la oportunidad de reprocharle: “Pues cómo, Fortuna, regir todas las cosas / con ley absoluta sin orden te place? ... Tu firmeza es no ser contante”.

Y claro que todo es ficción y simbolismo pero así, de alegre y angustioso al tiempo, de entusiasta y doloroso fue el partido jugado ante el San Fernando.