Dos caras distintas para otro empate en la Liga

El Real Jaén emerge en el segundo periodo con
un buen juego, tras un decepcionante primer tiempo

12 dic 2016 / 12:28 H.

Muy antiguo y de bastante ponderación es el debate sobre la capacidad de la mente humana para producir buenas segundas partes. Están convencidos muchos de que quien da primero da dos veces, aunque de siempre ha habido pensadores en uno y otro bando. Obligatoriamente habría que recordar aquí la contradicción interna en que se debatía el propio Cervantes, con dos “Segundas Partes” ante sus ojos, una producto de su ingenio y otra de un clandestino que, además, le insulta sin necesidad, y cómo en el prólogo de la suya demoniza con ejemplos moralizantes a quien trató de quitarle el prestigio, escribiendo la continuación de algo que no le pertenecía. De todas maneras, y se opine lo que se opine, ya es el refranero el que resuelve la discusión, asegurando, sin pudor alguno y muy convencido de la verdad de su afirmación, que “nunca segundas partes fueron buenas”, que tratar de alargar un episodio o una historia no tiene sentido porque todo el lujo se queda en lo primero que se hizo y se resolvió. .

Pero la experiencia de unos y de otros nos enseña cada día que, en bastantes ocasiones, lo que vino después mejoró bastante la tarea que se había llevado a cabo antes. La práctica desmonta muchas veces la verdad de ese dicho popular Y, si no, que se lo digan a los seguidores del Real Jaén que pudieron apreciar en el partido una circunstancia casi milagrosa. Les pudo dar la impresión de que los técnicos disponen de dos equipos a su voluntad, uno bueno y otro malo y que esta vez decidieron sacar el más tosco en primer lugar y dejar el buen gusto para después. Primero, lo malo y, luego, lo bueno para evitar así la reprimenda biblíca del orden de vinos servidos en las bodas de Canaán. Tras una primera parte enojosa, viscosa y espesa, árida y confusa, la segunda, especialmente desde la incorporación de Sergio Molina y, después, de Trujillo, parecía que lo que se ofrecía en el terreno de juego era una historia que nada tenía que ver con lo anterior.

Tampoco el equipo extremeño esponjó su juego en la primera parte, salvo unos minutos finales de donde se dedujo el penalti que ganaron en una internada peligrosa. Poco más se puede contar de los primeros cuarenta y cinco minutos sino que fueron broncos y sin apenas peligrosidad alguna. Daba la impresión de que los jugadores habían acudido a cumplir el trámite y que cada uno se llevara sus trastos, el punto a repartir, a su casa, a su lugar en la tabla.

Pero, como se ha dicho, en la segunda el Real Jaén desmntió radicalmente al referido refranero, mostrando lo que algún aficionado señaló como el mejor tiempo ofrecido en lo que va de Liga. Una bella jugada en la que intervinieron Víctor Andrés y Sergio Molina permitió un pase a la izquierda a Santi Villa, que centró para que Mella, de cabeza, marcara el gol blanco. ¡Lástima que la madera, como se dice en el argot, se interpusiera en un par de ocasiones!

Miguel de Cervantes narraba la vida describiendo situaciones complejas y difíciles en su inicio, lo que llama, hablando de novelas, el nudo de la cuestión, para después, cuando ya se acerca el final, proponer un camino y una solución placentera. “Dejad el cuidado al tiempo que es gran maestro de dar y hallar remedios a los casos más desesperados”, asegura, por ejemplo, en una de sus “Novelas Ejemplares”, y es en ella en la que señala que la suerte había salido al azar. ¿De manera justa?

Comentaban los aficionados a la salida el deseo que les quedó de que esta reacción tan formidable, incluida tensión positiva y calidad de juego, pueda continuar ahora que empieza otra segunda parte, es decir, la segunda vuelta.