Dulce tentación en Santa Clara

La repostería que realizan las hermanas de la congregación deleita a todo el que la prueba

06 ene 2019 / 11:36 H.

Con la mayor sencillez y humildad, las hermanas del convento de Santa Clara pertenecen a una de las congregaciones más antiguas de Jaén. Fundado en 1246, fecha en la que aún vivía Santa Clara, las hermanas que pasaron por este monasterio han realizado diferentes tareas a lo largo del tiempo. Ahora, una de las que más destaca es su gran habilidad para crear deliciosos dulces y pasteles, totalmente naturales, que en estas fiestas son toda una tentación para los jiennenses.

No es mucho el tiempo que las monjas de Santa Clara llevan inmersas en esta labor. Así lo señala Sor Montserrat, quien detalla que antes hacían otra clase de trabajos como el uso del telar, bordados, costuras, e incluso, tuvieron un corral con varias gallinas. Los bordados eran encargos de la gente de Jaén; sin embargo, como esto decayó bastante, en los últimos años decidieron cambiar de tercio y dedicarse a hacer, sobre todo, repostería. Así, hornean perfectas magdalenas, bizcochos y mostachones, todo hecho con productos e ingredientes naturales y sin nada de cremas, chocolates o cualquier cosa que pueda estropearse. “Los hacemos muy sencillos. De hecho, más que artesanales, son monacales”, especifica Sor Monserrat. Insiste en que los dulces que realizan son siempre muy sencillos, “no como los que venden en las confiterías”. “Son del estilo que se ha hecho siempre en los conventos y que, a lo mejor, en un momento, se dejó de lado para hacer otras labores y ahora lo recuperamos”, comenta. Sobre sus recetas y formas de hacer estas delicias, Sor Monserrat expone que, aunque hay muchos otros conventos de Santa Clara donde se hagan pasteles, en ninguno se hace de la misma forma. “Como clarisas somos muchas, estamos divididas en federaciones en España y hay ocho distintas. Por lo que cada grupo de convento pertenece a una federación, aunque seamos las mismas. En el resto de monasterios se hacen otras cosas y de otras formas. Nosotras optamos por hacer pasteles con estos ingredientes para que no se estropeen y duren más tiempo”, sostiene. Eso sí, aunque destaque enormemente su labor como reposteras, Sor Monserrat explica que hacen “todo lo que les sale”, desde la costura de cortinas a cojines, colchas e incluso balconeras.

Respecto a la gran historia que hay tras los muros de este convento, Sor Monserrat asegura que son muchísimas las monjas que han vestido sus hábitos. Sin embargo, después de 1936 se perdieron todas las crónicas que se conservaban desde el año de su fundación, por lo que desconocen cuántas mujeres pudieron pasar por el monasterio. “Yo he visto morirse a muchas hermanas y, ahora mismo, yo soy la monja de más antigüedad en el convento”, explica Sor Monserrat, quien se muestra muy positiva sobre el futuro de su congregación, ya que entre las 15 monjas que viven en este convento, 6 son jóvenes de menos de 30 años. “Nuestra vida es muy sencilla e intentamos, todo lo que podemos, aceptar la voluntad de Dios, porque para eso estamos aquí. Por lo que todo lo que el Señor permita nos viene bien. Algunas veces, posibilita cosas más difíciles, otras veces son más fáciles, y esto lo aceptamos”, manifiesta. Por otro lado, Sor Monserrat asegura que todas vivieron unas fiestas “muy bonitas y alegres”. Sobre esto, cuenta que su fundador, San Francisco, fue quien puso el primer belén de la historia, por ello, todos los franciscanos celebran la Navidad de una forma muy especial. “Ponemos muchos belenes, tantos que nuestro convento está lleno por todas partes”, dice la hermana clarisa. De hecho, es tal su pasión por los belenes que en el convento hay puestos unos 40 misterios. El más impresionante es el de la iglesia, que mide más de 11 metros y que tiene muchas de las casas hechas artesanalmente por familiares de las monjas y por ellas mismas. Así, en el convento de Santa Clara, estas fechas se viven de forma diferente, más animada y entusiasta gracias a una decoración única.