El acusado de rajar la cara a su ex para que lo recordara niega los hechos

15 mar 2018 / 16:22 H.

El Juzgado de lo Penal número 4 de Jaén ha juzgado a un hombre, G.M.M., de 34 años, acusado maltratar y vejar a su pareja sentimental durante sus más de dos años de relación y a la que, según la Fiscalía, llegó a rajarle las mejillas con una tijera en plena vía pública para que así dejara de lucir una cara bonita y se acordara de él cada vez que se mirara en un espejo. El acusado en su declaración ante el tribunal ha negado todos y cada uno de los cargos.

G.M.M. se encuentra actualmente en prisión preventiva desde el pasado mes de enero cuando fue localizado por la Guardia Civil en una nave de Bailén donde residía acompañado nuevamente por su pareja y los tres hijos que tienen en común.

No ha sido sólo el acusado el que ha negado los cargos, también su pareja se ha desdicho de todo, aunque Fiscalía ha optado por mantener hasta el final su acusación por hasta 13 delitos que suman en total penas de 17 años de prisión. La fiscal solo ha retirado un delito de allanamiento de morada, mientras que ha mantenido el resto.

Malos tratos, lesiones, amenazas, y quebrantamientos de medidas cautelares son los delitos que le imputa la Fiscalía y por los que ha pedido la condena. G.M.M. ha apuntado en su declaración que todo se debe a los “celos enfermizos” que su pareja que le llevaban a denunciarlo por malos tratos cada vez que pensaba que estaba con otra mujer y así poder tenerlo “encerrado 30 años”.

Al final del juicio ha hecho uso de la última palabra para insistir en que era “inocente” y en que él tiene una madre y una hija de 17 años a las que no quiere que les pase nada como mujeres. “Yo nunca le he pegado, ni le hecho nada”, ha dicho G.M.M. antes de abandonar el juzgado custodiado por dos agentes de la Policía Nacional.

La víctima también ha rechazado los cargos y ha apuntado de forma insistente en que “todo es mentira” y que sus acusaciones eran porque ella se cansaba de que estuviera metido en drogas y se fuera “para arriba y para abajo con una y con otra”. Ha dicho no tener miedo del acusado y ha insistido en que ha rechazado los sistemas de protección una y otra vez porque no los necesita.

Pese a su testimonio, agentes de la Policía Nacional y Local que han intervenido en las múltiples ocasiones en las que ella ha resultado agredida o ha pedido ayuda, han relatado la situación de miedo en la que ha vivido la víctima. La más explícita a la hora de dar detalles ha sido la agente de la Policía Nacional encargada de su protección que ha declarado que ella presenta “una dependencia emocional” de su agresor que le ha llevado a una situación donde ha estado calificada de “riesgo extremo”.

“Ella solicitaba protección y luego volvía con él una y otra vez”, ha dicho la agente. Llego incluso a pedir poder contar con un dispositivo de protección, pero cuando llegó el momento de entregárselo, lo rechazo. “El problema de esta mujer es que no quiere protección” y “resulta muy difícil proteger a una víctima cuando no quiere y además te dice que la estoy perjudicando si sigo pendiente de ella”.

Según el fiscal, el 1 de julio de 2015, durante uno de los varios periodos en los que se rompió la relación, el acusado con la excusa de ver a su hija quedó con su ex en una céntrica calle. G.M.M. aprovechó el encuentro para pedirle una nueva oportunidad. El rechazo de su ex le llevó a sacar una tijeras con las que, en presencia de su hija de pocos meses, le rajó ambas mejillas mientras le decía “ya no vas a lucir más cara bonita, que cuando te mires al espejo te vas a acordar para siempre de mí”.

Tras la agresión, el acusado se marchó del lugar mientras la víctima tuvo que ser trasladada al Hospital Neurotraumatológico, donde recibió numerosos puntos de sutura en el rostro.

La versión del acusado y de ella ha coincidido en el juicio. Según la mujer las heridas se produjeron porque se metió en una pelea y alguien que no pudo identificar le cortó la cara con un cristal. Según ella, le echó las culpas a su ex porque estaba enfadada con él. Tampoco en este caso llegó a denunciarle y no fue hasta abril de 2016 cuando la mujer se decidió a interponer la denuncia correspondiente por otro episodio de violencia.

La Fiscalía ha relatado numerosos episodios de violencia de género en los que el acusado se ha servido de cuchillos para volver a amenazar y golpear a su ex a que pedía que no le denunciara porque su adicción a las drogas le ayudaría a una condena menor y mientras tanto su familia iría a por ella y a por sus seres queridos.

Para la fiscal, la situación de “dependencia emocional y vulnerabilidad” de la víctima le han llevado a negar los hechos en el juicio, pero ha mantenido la acusación hasta el final basándose en los testimonios periféricos que ponen de manifiesto “el control y la dominación” que el acusado ejerce sobre ella ya que se trata de una víctima de violencia de género que precisa ayuda para romper el círculo en el que está inmersa.

Además de las penas de prisión, la Fiscalía le reclama 25 años de prohibición de acercarse y comunicarse con la víctima y también la suspensión de la patria potestad durante cinco años.

Por su parte, la defensa ha pedido la libre absolución apoyándose en los testimonios tanto del acusado como de su ex pareja que ha negado todo en el juicio y por tanto sus testimonios anteriores no tienen “ninguna veracidad”.