El aprendizaje de las ciencias se reinventa

El fin es preparar a la ciudadanía para afrontar los actuales retos de la tecnología y la ciencia

17 may 2018 / 08:20 H.

La Universidad de Jaén (UJA) participa en el proyecto Parrise (Promoting Attaintment of Responsible Research and Innovation), una iniciativa internacional en la que están implicadas 18 instituciones de diversos países europeos con el fin de diseñar y validar un nuevo modelo de enseñanza de las ciencias, el denominado Ssibl (Socio-Scientific Inquiry-Based Learning). La meta es contribuir a la alfabetización científica y a una ciudadanía crítica y capaz de tomar decisiones fundamentadas sobre cuestiones relacionadas con la ciencia, la tecnología y la sociedad.

La investigadora de la UJA e integrante del proyecto, Marta Romero, explica que este modelo surge vinculado a la necesidad de una ciencia “con y para la sociedad” que garantice una investigación y una innovación responsables, y una ciudadanía capacitada para participar de forma activa en estos procesos. Algo para lo que es esencial que las personas sepan analizar, contrastar y evaluar la información de carácter científico disponible, y adquirir un posicionamiento crítico frente a ella. En este sentido, Ssibl es un modelo que aspira a dotar a los profesores (de Primaria, Secundaria y Bachillerato) de los recursos y herramientas necesarias para saber formar a su alumnado en estas habilidades. “Hay que alfabetizar científicamente a la sociedad para que pueda participar en la ciencia y eso implica cambiar la forma en la que se enseña”, destaca la experta.

Un nuevo modelo educativo que aspira, por tanto, a entrenar el pensamiento crítico y se sustenta en tres pilares: “La autenticidad para conectar lo que se enseña con lo que pasa; la capacidad de discusión y argumentación sobre un determinado tema y el hecho de actuar frente a una situación para mejorarla”. Así, una de las dinámicas planteadas para el profesorado consiste en llevar al aula temas socio-científicos vinculados a la actualidad e implicar al alumnado en su investigación y debate. Algunos ejemplos de estas temáticas son los alimentos modificados genéticamente, la nanotecnología, el uso de test-genéticos o las implicaciones de algunas aplicaciones tecnológicas sobre la salud o el medioambiente. “Empezamos hace cuatro años con los diseños teóricos y ya los hemos implementado en los diferentes países, de tal forma que ahora estamos inmersos en la evaluación de los resultados, que son bastante buenos. Ahora esperamos que llegue al mayor número posible de profesores”, afirma.