El largo capítulo de la preterición

    09 sep 2016 / 19:00 H.

    La conversión de la N-432 en autovía es un proyecto cuya realización se percibe como una metáfora joyceana, que se rompe en su propio laberinto antes de llegar al lector. Ni el PSOE, antes, ni el PP, ahora, han considerado este hecho como un objetivo principal. Retórica sin gramática, cinismo, teatro y manipulación. “Nadie ofrece tanto como el que no va a cumplir”, dijo don Francisco de Quevedo en el río interminable de las paradojas que vuelven a sí mismas con su silencio imperecedero. Las promesas que no se cumplen desgastan el ánimo y quebrantan las ilusiones que se labran con el alma. El Plan Activa Jaén, aprobado por el Gobierno de Rodríguez Zapatero, había situado la A-81 entre una de las prioridades de Fomento. Mas el tiempo ha pasado y aquella propuesta devino en una hoja emborronada por el olvido y la soledad. El tramo entre Martos y Alcaudete en la autovía del olivar no es menos imposible que su fecha. Las consecuencias de esta preterición no pueden ser más deletéreas para los pueblos de la Sierra Sur: Alcalá la Real, Castillo de Locubín, Frailes, Alcaudete, Fuensanta y, por supuesto, Valdepeñas.

    La carretera que une la capital con la villa del Cristo de Chircales fue reformada y la inversión se aproximó a los doce millones de euros. Sin embargo, la ampliación y mejora de la vía entre Valdepeñas y Castillo de Locubín han quedado relegadas, como si la comunicación entre estas dos localidades tuviera que quedarse anclada en el siglo XIX por no sabemos bien qué ocultas razones. “Tanto dolor se agrupa en mi costado que, por doler, me duele hasta el aliento”, versificó Miguel Hernández con las sílabas que repetimos alguna vez en el infinito lienzo de los olivares cuando nuestra esperanza es humillada.

    Los empresarios se quejan de que la falta de tejido industrial y las malas comunicaciones cercenan el desarrollo económico de la zona. Su reflexión es escritura cervantina tan eterna como el agua, pero la Administración, fugitiva en su propia tiniebla, argumenta con palabras que se pierden en su rumor sin encontrar su destino. A las interrogaciones retóricas manriqueñas habría que recurrir para expresar la congoja y la desesperación que ese aplazamiento indefinido produce entre los emprendedores y vecinos de una comarca, que huele a labranza, a leyenda y a paisaje velazqueño en el aliento de los años. Sin ánimo de recurrir a ninguna hipérbole, cuya sintaxis se pierda en su enigma proustiano, hay ejemplos que ilustran por sí mismos a cualquiera que circule por la N-432 a la altura de la Sierra Sur. Curvas, baches, un único carril y el peligro que supone el adelantamiento. Un informe que hizo público el Real Automóvil Club (RACC) señalaba que los once kilómetros que hay entre el fin de la variante de Alcalá la Real y el límite entre las provincias de Jaén y Granada conforman la segunda carretera más peligrosa no solo de Andalucía, sino de España. La preterición de Jaén y, en particular, de esta parte de su geografía, en el ámbito de las comunicaciones, ha sido denunciada por la literatura periodística con una prosa tan limpia como un venero, sin que ninguno de los dos grandes partidos haya hecho mucho esfuerzo por leer las páginas de textos tan hernandianos y reivindicativos.

    ¿Por dónde pasa el AVE? Otra pregunta cuya respuesta produce la misma rabia, impotencia y frustración que sintió Gary Cooper en “Solo ante el peligro”, al volverle todos la espalda, excepto su antigua amante Helen. La discriminación es una borrasca que solivianta a la provincia andaluza que más cerca está de la capital de España. “Jaén, levántate brava / sobre tus piedras lunares / no vayas a ser esclava / con todos tus olivares”. La provincia y la Sierra Sur siempre han caligrafiado la vida con una métrica inefable. Pero, si los gobiernos no cumplen sus promesas, habrá que levantar la voz para que en Madrid, en Sevilla y en Bruselas se enteren de que Jaén también existe. Con la verdad por delante, los jiennenses hablaremos para que exista ese mañana soñado y los días sean los anhelos que nos den la razón con el aún y el todavía que habitan las generaciones. “No te rindas, aún estás a tiempo / de alcanzar y comenzar de nuevo”, nos recuerda Benedetti en el anaquel de la memoria.