El obispo de Jaén lava los pies a los presos

Amadeo Rodríguez celebra la misa ante una treintena de internos y realiza el rito de servicio y entrega

30 mar 2018 / 13:14 H.

No solo se vivió la Semana Santa con devoción en las calles de toda la provincia. En este Jueves Santo, día del amor fraterno, rememoración de la institución de la Eucaristía, el obispo Amadeo Rodríguez Magro visitó la prisión provincial para celebrar la misa con los internos, como informa la Diócesis. En la capilla, más de una treintena de presos aguardaron la llegada del prelado junto con el delegado de la Pastoral Penitenciaria, José Luis Cejudo y voluntarios de la Pastoral. El obispo saludó a los internos y les explicó, brevemente, lo que iban a celebrar. Después, se ha revestido para dar comienzo a la Eucaristía.

Las lecturas estuvieron participadas por los internos y el Evangelio, proclamado por el sacerdote salesiano, José González, uno de los capellanes de la cárcel. El pasaje evangélico de San Juan relataba la última cena y el lavatorio de los pies. En su homilía, el obispo explicó el sentido de servicio que encierra el lavatorio de los pies: es el maestro el que lava los pies a sus discípulos. “Es la entrega a los demás a través de gestos que humanizan y acercan al Señor”, apuntó. “Jesús, todo lo que hace, lo hace por amor”, explicó el obispo. Y continuó: “Si Jesús muestra en la cruz el amor de Dios, no hay más consecuencia de los que creemos en Jesucristo que vivir el amor: Amaos los unos a los otros como yo os he amado”. El prelado se detuvo en el sentido del gesto de Jesús al lavar los pies a sus discípulos en la Última Cena: “Jesús nos dice tenemos que estar pendientes los unos de los otros; servirnos los unos a los otros. Y que el servicio lo tenemos que llevar grabado en el corazón. No pueden ser solo formas externas, sino que quede impregnado en nuestra forma de actuar”. Para finalizar sus palabras, monseñor Rodríguez Magro recordó la importancia de la Eucaristía para la vida del cristiano: “Es Sacramento del amor”. Tanto los internos como los voluntarios de la Pastoral vivieron con recogimiento la Consagración y unieron sus brazos para rezar el Padrenuestro

A continuación, se realizó el rito del lavatorio de los pies. El obispo se despojó de casulla, se ciñó una toalla y lavó los pies a varios presos. Mientras mojaba los pies de los internos, les preguntó de dónde eran y tuvo unas palabras de cariño y respeto con todos ellos. Ya por la tarde, el obispo de Jaén patricio en la Catedral en la celebración del triduo pascual que rememora la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesucristo.