¿Estamos todavía a tiempo?

    19 sep 2016 / 19:29 H.

    Pongamos que hablo del Jaén que conozco, del Jaén donde he nacido y sobre el que tengo sentimientos encontrados y vivencias agridulces. Pongamos que hablo de la parte más oriental de Jaén: de la Sierra de Segura. No hace tanto, parecía que se abría un futuro halagüeño para esta parte de Jaén, la más deprimida a pesar de su riqueza maderera, de olivar y turística. Surgieron inquietudes, cooperativas, hubo estudiosos que cambiaron hábitos de cultivo y periodos de recolección y de sistemas de producción. Y se abría un camino inexplorado para la comercialización del aceite de oliva virgen extra: la exportación.

    Nada más lejos de lo que ha sucedido. El olivar, ese “cultivo problema” que decía don José Bautista de la Torre, no termina de posicionarse, por su calidad de monocultivo, y porque las ayudas no son suficientes. Pero, sobre todo, por la inercia secular que hace que la gente del campo se conforme con su explotación, más o menos mejorada.

    Y eso no es lo peor. Hay demasiados jóvenes desorientados. Algunos trabajan en lo que pueden, cuando pueden. Pero son más los que viven de los padres y de otros ingresos espurios. Que beben, se drogan, destrozan sus coches y sus vidas. Muchos nos preguntamos ¿cómo es posible que tengan posibles para vicios tan caros? El hueco de mercado que los jóvenes deberían buscar para desarrollarse, lo han encontrado los señores de la droga para colocar su producto, montando redes de abastecimiento conocidas por la población y por representantes de la ley. Pero se mira hacia otro lugar y se evita cortar de raíz un problema que será la ruina de los jóvenes y de la comarca.

    Por suerte, y a la vez por desgracia, el subsidio agrario sigue siendo la única forma de dignificar la vida de nuestras gentes y de fijarlas en una zona que se despuebla día a día. Pero ¿es esta la solución? A pesar de la bondad de estas políticas —sin ellas no habría sido posible que la comarca no esté sumida en la miseria— es urgente que la gente y los poderes públicos se sensibilicen, que creen nuevas formas de desarrollo. Se necesitan emprendedores, jóvenes con ideas, que se ilusionen con un mañana mejor.

    Con esta idea nació Arume —Asociación Rural Mediterránea— , al abrigo de una experiencia única en Puente de Génave liderada por su exalcalde David Avilés, para pasarla a la iniciativa privada. Se ha creado un foro de debate único por la calidad de sus ponentes y el interés de los asuntos que se abordan. La innovación y la diversificación de productos son el eje central de dichos foros. A la vez, en las oficinas de Arume, gracias al pintor Santiago Ydáñez, hay una sala de exposiciones, donde se puede admirar la obra de pintores de renombre.

    La falta de hábito y de interés de los jóvenes por la cultura y por su desarrollo laboral deriva del deterioro y la puesta al día de los programas de educación. No hay unos estudios básicos que sirvan para interesarse por las artes... Y no existen escuelas de formación y capacitación agraria que consigan convencerlos de que cultivar la tierra o dedicarse a la ganadería son trabajos tan dignos como cualquier otro; que los animen a experimentar con el olivo y con otros cultivos complementarios; que les hagan ser partícipes de nuestro desarrollo y del suyo propio, que les hagan superar la desidia y los malos hábitos adquiridos.

    Y hay mimbres: asociaciones de mujeres surgidas de su interés por integrarse. Y grupos de lectura. Hay iniciativas culturales extraordinarias, como es Música en Segura, que han conseguido interesar por la música de calidad. Y eventos deportivos: el Festival Internacional del Aire que, como Música en Segura, concita intereses a nivel nacional e internacional. Todavía estamos a tiempo: si los gobernantes se toman en serio que la formación es fundamental para el desarrollo personal y económico de los pueblos; si nos dejamos de sectarismos y los políticos locales trabajen a una para los ciudadanos y no para sus partidos; si las autoridades locales y provinciales erradican el cáncer de la droga y consiguen encauzar los intereses de los jóvenes inducidos a estos hábitos perniciosos.