Fe guardeña a prueba de viento

Devotos veneran a San Sebastián, pero la procesión se suspende por el solano

22 may 2017 / 12:25 H.

El viento fue el incómodo invitado a la romería en honor de San Sebastián, patrón de La Guardia. Sin embargo, pese a las fuertes ráfagas de Levante, numerosos vecinos y visitantes permanecieron en el entorno de la ermita de las Allanadas para acompañar al patrón. Sin embargo, el aire, literalmente, ablentó la fiesta, hasta tal punto que obligó a suspender la procesión —ya que no se garantizaba la seguridad de los fieles y la imagen— y a desmontar las estructuras de toldos en las que los guardeños iban a disfrutar de un almuerzo en la jornada principal.

El solano sopló con fuerza durante la tarde del sábado y a lo largo de la madrugada. Sin embargo, la gente aguantó a cubierto. A primera hora de la mañana ganó en intensidad, lo que hizo que se retiraran las estructuras como medida de precaución. Los habitantes de La Guardia expresan su sorpresa por lo ocurrido. En este sentido, la concejal de Educación y Cultura, Festejos y Tradiciones, Política Social e Igualdad, Rosario Alcántara, señala que es la primera vez, desde que se tiene constancia, que el viento da al traste con actividades. Uno de los elementos damnificados fue la Caseta Municipal. Las ráfagas golpearon de lleno la estructura y la rompieron. El coste de la reparación aún no se ha calculado. “Otros años ha llovido, pero esto no había pasado nunca. Con lo bien que iba el sábado, con calor y todo”, dice. La situación meteorolótica adversa también perjudicó a los responsables de los puestos y chiringuitos, que perdieron el día principal de ventas de la celebración.

Pese al mal tiempo, los guardeños mostraron su mejor cara ante el vendaval. La ermita estaba abarrotada para asistir a la eucaristía oficiada por el párroco local, Manuel Alfonso Pérez. En la ceremonia, el coro jiennense Jacaranda lo dio todo. Acabada la ceremonia, los presentes permanecieron junto al patrón. Después se dirigieron hacia sus respectivos vehículos para volver a casa.

La programación de este año empezó el pasado miércoles, con un triduo en la iglesia de la Coronada. El viernes, última jornada de esos cultos, hubo una ofrenda floral de claveles en el convento. El sábado por la mañana, la imagen del patrón se trasladó hasta Las Allanadas. Por la tarde, los devotos adornaron el trono y la ermita. Después, un grupo de alrededor de ciento cincunta personas emprendió el ascenso a pie desde el casco urbano de La Guardia hacia lo más alto de la sierra de San Cristóbal. La noche de la víspera estuvo protagonizada por la verbena, con Sazón Cubano y la Orquesta Aryon, aparte de una fiesta de animación.