Homenaje en Santa Ana a dos maestros muy queridos

Cincuenta y cinco personas honran a Raúl García y José Luis Marín, que dejaron huella en toda una generación

29 jul 2018 / 16:18 H.

Las décadas transcurridas no han borrado las huellas que dejaron dos maestros en sus alumnos de la aldea de Santa Ana. Por ello, en el último día de las fiestas patronales en honor de la Abuela y San Joaquín, un grupo de 55 personas, estudiantes de entonces y algunas de sus esposas se reunieron para homenajear a Raúl García Maroto y José Luis Marín López.

Ambos docentes impartieron sus enseñanzas durante los años 60 en las escuelas santaneras, entonces situadas en los número 13 y 15 de la calle del Horno, a solo unos metros de la plaza. Acudieron gustosos al almuerzo ofrecido en el Restaurante La Tomatina. Raúl García llegó procedente de Jaén, donde reside actualmente, mientras que el marteño José Luis Marín se encuentra afincado en la urbanización Fuente del Rey.

Aparte de degustar la comida, los protagonistas del reencuentro recibieron obsequios, entre ellos una placa con la representación del edificio del antiguo colegio. José Luis Marín. Fuente del Rey. Don Raúl y don José Luis, como todavía los conocen sus antiguos pupilos, permanecieron, respectivamente tres y cinco años. Sin embargo, fue un tiempo más que suficiente para que marcaran a toda una generación santanera.

“Somos lo que somos gracias a ellos”, resume uno de los exalumnos, Santiago López Pérez. El santanero recuerda que en aquella época de la posguerra, un mismo maestro impartía todas las materias. De manera, que transmitía conocimientos en áreas tan variadas como Religión, Matemática o Lengua. En el caso de Santa Ana, los escolares que estudiaron a las órdenes de ambos nacieron entre 1949 y 1957. Ni el tiempo que ha pasado consigue romper un vínculo tan fuerte como el surgido entre los profesores y sus alumnos.

“Nos inculcaron responsabilidad, respeto y valores. En una aldea en la que predominaba el campo nuestro futuro estaba diseñado para dedicarnos a la agricultura. Ellos nos cambiaron la mentalidad. De hecho uno de mis hijos se llama Raúl por don Raúl García”, señala Santiago López. Una vez superada su etapa en la escuela rural, cada uno de los discípulos siguió su camino. Unos fueron a la SAFA o el instituto de Alcalá y otros a centros de Loja (Granada) o Priego de Córdoba. De aquella siembra tan fructífera han surgido personas dedicadas a la banca, la ciencia forensa, empresarios potentes y, también, algún agricultor. Solo algunos faltaron a la esperada cita por motivos de trabajo. En este tiempo cuatro de los antiguos alumnos de los dos maestros han fallecido.

La cordialidad del reencuentro quedó patente en los discursos, donde primaron el agradecimiento y la complicidad, ya que ni el tiempo ni la distancia ha conseguido acabar con los lazos entre las dos partes. López concluye: “Llevábamos varios años con los preparativos, pero unas veces por una cosa y otras por una distinta no pudo hacerse. Así que el homenaje era en 2018 sí o sí”.