Jaime Molina recupera la mejor versión del Linares

El equipo azulillo golea al Almería B en un partido en el que controló todo lo sucedido sobre el césped

18 dic 2017 / 10:03 H.

El Linares regaló ayer a su afición una de las mejores tardes de los últimos años. La dinámica global, envuelta en una irregularidad preocupante, se volteó por completo con Jaime Molina al frente del equipo y este noqueó al Almería B exhibiendo un juego excelso.

Desde la pizarra, Molina introdujo variantes tanto en la elección de futbolistas como en el sistema, aparcando el 4-4-2 reciente y formando una especie de 4-3-3. Bajo palos, Arturo repitió titularidad y mostró una seguridad y finura en el pase largo muy positivas; en defensa, la mejor noticia fue el nivel de un Luis Lozano que se prodigó en ataque mucho más de lo habitual; en medio campo, aparecieron las mayores sorpresas, ya que Pablo Ortiz ocupó el rol de mediocentro con Sergio Ortiz y José Manuel —que jugó más atrasado de lo normal— como interiores; y arriba, Barba y Braim repitieron en bandas mientras que Pekes fue la punta de lanza. La salida del once de Aguilera conllevó menos presencia en el área, pero a cambio el Linares ganó otras ventajas que fueron definitivas.

Desde el inicio en el colectivo se atisbó un cambio de chip motivado por el buen hacer de su técnico, pues el cuadro azulillo edificó su victoria en dos aspectos tácticos que marcaron la diferencia: el primero fue la decisión de llevar la línea defensiva hasta medio campo, que permitió al equipo estar más junto y recuperar, tras pérdida, el balón en posiciones adelantadas; el segundo, por su parte, tuvo que ver con la presión alta que ejercieron Pekes, Sergio Ortiz y José Manuel. El canterano ahogó al portero rival, sus dos compañeros hicieron lo propio ante los centrales y el Almería B se vio obligado a buscar balones largos. Con Josema y Admonio dominando el juego aéreo a la altura de la medular, el Linares recuperaba la pelota de forma continuada y, en caso de no ganar ese duelo aéreo, su buena colocación le hacía ganar casi todas las segundas jugadas. Así, el equipo hilvanó posesión tras posesión y solo quedaba esperar a que el talento de arriba se cobrara la cuenta.

Pablo, Sergio Ortiz, Barba y José Manuel dotaron al sistema de tanto juego interior que atrajeron todos los focos del filial almeriense y, cuando eso sucedía, un simple cambio de orientación hacia Braim era suficiente para que el extremo rompiese a su marcador en el uno contra uno. La zaga rival se aculó cada vez más hacia su portería y los de Molina completaron 45 minutos de monólogo absoluto que no se materializaron en el marcador por una simple cuestión de acierto. Sin embargo, lo único que había faltado en el primer asalto tardó solo 10 minutos en aparecer tras el descanso. Primero fue Luis Lozano en el 49 el que abrió la lata tras rematar en el área pequeña un rechace de un córner. Y siete minutos después, una pared entre el propio Luis y Barba permitió a Pekes poner tierra de por medio. El 2-0 no amilanó al cuadro minero y las entradas de Aguilera y Juanfran refrescaron al equipo, que continuó jugando de la misma forma a pesar del resultado. Fue el propio Pablo quien certificó la goleada con el tercer tanto tras la enésima jugada personal de Braim desde la derecha.

Goleada azulilla para cerrar la primera vuelta en octava posición. El objetivo del ascenso sigue estando complicado pero, tras el choque de ayer, queda claro que el equipo tiene mimbres para competir frente a cualquiera.