La antesala del “último viaje”

Padilla Granada Servicios Funerarios abre al público un tanatorio con el que se presta servicio a la comarca

24 ene 2017 / 12:20 H.

La frase flotaba en el ambiente, pero nadie, por aquello del mal fario, se atrevió a pronunciarla, salvo el alcalde de Begíjar, el socialista Andrés Gárate, que dijo: “Dan ganas de morirse”. La broma de humor negro, algo tan español, era la clara expresión de la buena impresión de las decenas de personas que acudieron al acto de inauguración del Tanatorio Cristo de la Vera Cruz, instalaciones, destinadas a prestar un servicio público ineludible, construidas por el tesón del matrimonio formado por Juan Antonio Padilla y María de los Ángeles Granada.

El máximo responsable municipal, aparte de romper el hielo con gracia, también hizo hincapié en que los promotores del negocio se habían “obsesionado” con cumplir toda la normativa municipal al respecto de este tipo de instalaciones y precisó que, para ello, tuvieron toda la colaboración de los técnicos de la Administración local. Esta familia, con el negocio que acaba de echar a andar, cubre una carencia que existía en la zona de influencia de este municipio y su idea es contar con clientes, sobre todo, de Sotogordo, Vados de Torralba, el Puente del Obispo, Torreblascopedro, Guadalimar y el vecino municipio de Lupión, cuyos vecinos estuvieron representados por su alcalde, Gonzalo Rus, aunque sin excluir servicio alguno ni a cualquiera de las compañías del sector. Así lo dejó claro Juan Antonio Padilla, que tomó la palabra, visiblemente emocionado. “El proyecto se terminó en un año, pero llevo ocho o nueve dándole vueltas”, explicó mientras recibía las felicitaciones de los asistentes. Los emprendedores tuvieron un padrino estelar en una jornada tan importante para ellos, como fue José María Paagman, director general de Helvetia Seguros, muy vinculado al matrimonio, que comenzó su andadura profesional con una correduría, que todavía mantienen, en el municipio begijeño.

“Jamás he visto un tanatorio con tan buen material, no solo material, sino humano”, aseguró el ejecutivo, que pidió el máximo respaldo posible para la empresa recién nacida y no ocultó sentirse feliz, a pesar de estar en un lugar poco propicio a las alegrías. El sacerdote, Joaquín Rafael Robles Medina, hizo aquello para lo que se requirió su presencia, ya que bendijo profusamente, con un clavel rojo que empleó como isopo, el flamante edificio, ubicado en el número 21 del polígono Los Álamos del pueblo de La Loma, un tanatorio, que salió del estudio del arquitecto Manuel Campos, con unas dependencias en las que predominan los tonos azules pastel y el blanco roto.

En un acto en el que el “último viaje”, como así lo definió el poeta Antonio Machado, estuvo tan presente, el autor sevillano que conoció la comarca durante su etapa de profesor en Baeza, también estuvo presente. Juan Antonio Padilla, recordó unos versos suyos: “La muerte es algo que no debemos temer porque, mientras somos, la muerte no es y cuando la muerte es, nosotros no somos”.