La calle Vicario está partida en dos por una casa en ruina

Media docena de policías para colocar vallas que cierran la vía

10 mar 2018 / 11:48 H.

Once días se cumplirán hoy del derrumbe del tejado de una vivienda, a consecuencia de las lluvias, en la calle Vicario, en San Juan. No es que se tratara de un inmueble que estuviera impecable, los vecinos ya estaban con la mosca detrás de la oreja por el abandono de la casa. Es lo que cree José, que conversa con Azahara, junto a la “zona cero” que, como dejan claro, no es más que un ejemplo de lo mal que se encuentra esta parte de la ciudad. Lo que hace que la situación que viven estos ciudadanos sea diferente es que, a consecuencia de un hecho fortuito, con el que nada tienen que ver, se ven directamente afectados. Y es que, para evitar que el muro o parte del tejado dañados se caiga encima de alguien, ayer, se optó por cortar la calle. Se fijaron al suelo vallas de hierro y, para trabajar sin problemas, los operarios enviados por la Administración local tuvieron que contar con la custodia de media docena de agentes de la Policía Local. Juan Carlos Cruz, presidente de la Asociación de Vecinos Vistas al Castillo, lo explicaba muy gráficamente, “esto no puede ser, no nos pueden dejar encerrados”.

El malestar es mayúsculo por varios motivos, el primero de todos, denuncian por la tardanza en reaccionar del equipo de Gobierno. “Hasta ayer por la tarde (por el jueves) no se les ocurrió quitar los escombros de la calle” y luego deciden impedirnos el paso”, lamentan. Lo que ocurre en la calle Vicario indigna al PSOE y varios de sus concejales están pendientes de los acontecimientos desde hace varios días. La viceportavoz del grupo en el Ayuntamiento, Mercedes Gámez, explicó que la clave del cabreo está en que los responsables municipales faltaron a la palabra dada a estos jiennenses. “Les prometieron que demolían las casas abandonadas afectadas por el derrumbe, han tardado en ir y ahora se presentan sin más cerrar el acceso a sus viviendas”, argumenta. El presidente del colectivo deja claro que, apenas 24 horas antes de que se cerrara al paso la vía, que conecta con Almendros Aguilar, el Ayuntamiento prometió la demolición de la vivienda en ruina y la retirada de escombros, además de apuntalar todos los inmuebles que fuera preciso para, “mediante una especie de túnel”, permitir la circulación. Nada de eso se hizo, sostiene, y, como recuerda Gámez, los problemas generados se agravan porque se trata de una parte de la ciudad en la que reside mucha gente mayor, con escasos recursos que, en algunos casos, se verán obligados a estar “encerrados”. El concejal de Mantenimiento Urbano, Juan José Jódar, dice que su área intervino a petición de la Gerencia de Urbanismo, ante el riesgo de derrumbe de un inmueble que, como deja claro, tiene tres pisos. Para evitar el peligro se decidió una primera intervención, para desescombrar y, ante las dificultades de introducir maquinaria, se buscó una exprofeso, que llegará, previsiblemente, el lunes. El edil, que entiende las molestias a los vecinos, es taxativo al afirmar que no hay otra opción y que la Policía velará para que no se retiren las vallas, cada media hora.

“Si me dejan sin vivienda, necesito otra donde ir”
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Laila Roldán Akki, de 31 años, y embarazada de 5 meses, vive justo enfrente de la casa que amenaza con venirse abajo en la calle Vicario. “Con las vallas que han puesto delante de mi casa no puedo ni salir ni entrar y, además, vivo con el peligro de que la casa de enfrente se caiga. No sé lo que hacer”, deja claro. La solución que le dieron es irse al albergue y ni ella, ni su primo, con el que vive, están dispuestos a ello. “Si me quedo sin casa quiero otra casa a la que ir, por lo menos, mientras se arregla la situación”, sostiene. De ahí que anuncie que acudirá al Ayuntamiento para pedir el amparo de los Servicios Sociales. El hogar que tiene no le sale gratis, paga 375 euros al mes, y defiende su derecho a disfrutar de un techo digno y a que el barrio esté en buenas condiciones, como el resto de los que hay en la capital.