“La labor de cocina trasciende más allá de los fogones”

La alimentación en la mujer con obesidad fue el tema elegido para la cuarta de las jornadas dedicadas a la elaboración de menús saludables, que desgranó Laura Rodríguez, enfermera de la consulta de embarazos de alto riesgo. “Nosotros, en la consulta, llevamos un programa de educación nutricional para los pacientes que tienen obesidad con un Índice de Masa Corporal superior a 35, porque lo que queremos es que modifiquen hábitos, pero no solo durante esta etapa de sus vidas, sino que les sirvan para siempre”, explica Laura Rodríguez. En el caso del embarazo, les instan a que lleven una vida saludable para evitar las complicaciones que tanto para la madre como para el feto puede conllevar la obesidad: “Aumenta la diabetes, la tensión alta, el número de cesáreas... por lo que nuestro objetivo es el de demostrarles que no saben comer y enseñarles a que lo hagan bien”.

Muchas de estas mujeres, reconoce, vienen de numerosos planes dietéticos anteriores cuando lo más adecuado, expone, es una dieta mediterránea, donde hay verduras, frutas, hidratos de carbono o proteínas, en la dosificación correcta. “En muchos casos nos dicen que trabajan fuera de casa, pero para comer correctamente tampoco hace falta echar demasiado tiempo en la cocina”, argumenta. Lo complicado viene, afirma Rodríguez, en que pese a que se considera la obesidad como la enfermedad del siglo XXI, en muchos casos no se acepta como tal: “Tenemos el caso de mujeres que llegan la primera vez enfadadas a la consulta porque, dicen, a ellas no les pasa nada, cuando lo cierto es que pesan 130 kilos”. De hecho, casi el 15% de mujeres embarazadas son obesas, según los datos que barajan, y para ello tienen en marcha dos programas, el de diabetes y el de obesidad. Lo ideal, apunta, es que hubiera una consulta preconcepcional, para que la mujer partiera de un peso adecuado antes de quedarse embarazada, pero como eso no es posible, recalca, desde la consulta de embarazos de alto riesgo hacen mucho hincapié para que las mujeres que llegan a las instalaciones aprendan a comer, que el feto no tenga complicaciones y que todo lo que conozcan lo utilicen luego en su ambiente habitual.

“Este tipo de jornadas me parecen muy bien para que la gente sepa lo que se hace en un hospital, y que los que ahora se forman fabriquen un menú correcto”, concluyó.